martes, 5 de mayo de 2009

CRISTIANI TIENE UN PIE EN LA TRADICIÓN Y EN LA MODERNIDAD

El desafió de ARENA será reinventarse ante este escenario y para ello, tiene dos elementos ideológicos: el anti-comunismo y el liberalismo

Don Freddy Cristiani tiene un pie en la tradición y un pie en la modernidad y por ello, es la persona ideal para dirigir a ARENA en este periodo de transición. El Presidente Cristiani pertenece al tradicional liderazgo de la derecha salvadoreña y conoce perfectamente los logros y problemas que la derecha históricamente ha tenido. Además, él tuvo el enorme mérito de separar a ARENA y a la derecha empresarial de los militares y por ende, de modernizarla.

Sin embargo, también es un hombre que entiende los desafíos que la modernidad le impone al país. El comprende que la agenda que transformará a El Salvador en un país de primer mundo consiste en el fortalecimiento institucional, en crear un sistema judicial moderno y en consolidar a la economía de mercado y a la democracia representativa.

Durante su gestión, lo más difícil será poder leer cuál es "el espíritu de los tiempos", es decir, cuáles son las tendencias regionales y globales y cómo ARENA puede integrarse a ellas. En el pasado, él lo hizo brillantemente. Durante los ochenta, él, junto a distintos líderes políticos, comprendió que "el espíritu de los tiempos" no le era favorable al mayor D´Aubuisson y que éste siempre tendría el veto americano. Adicionalmente, comprendió que ARENA debía moverse al centro, tanto para ganar a los votantes independientes como para ganar el apoyo de la administración del entonces presidente americano, George H.W. Bush.

Por lo tanto, el equipo que el Presidente Cristiani va a dirigir actualmente tendrá que hacer un diagnóstico riguroso de la actual coyuntura y posteriormente diseñar una estrategia para crecer en dicho escenario. La actual coyuntura le presenta a ARENA a un adversario formidable, ya que se enfrenta a un Presidente Social Demócrata, dirigiendo a un partido revolucionario. Es decir, la administración Funes se enfocará en la labor tradicional de los partidos social demócratas e intentará administrar las desigualdades inherentes en el modelo de mercado, pero sin suprimir la esfera de los privados.

Sin embargo, simultáneamente contará con la militancia y el furor de un partido revolucionario que cuenta con toda la mística y el idealismo de la revolución cubana. En ese sentido, si el Presidente Funes logra manejar las tensiones naturales de su coalición de gobierno, tendrá una fuerza política imponente, capaz de atraer tanto a radicales como a moderados, a la clase media y a las clases populares e incluso a los grandes empresarios. Es decir, Funes puede ser un Chávez y un Lula a la vez y con ello ampliar su base política.

El desafió de ARENA será reinventarse ante este escenario y para ello, tiene dos elementos ideológicos: el anti-comunismo y el liberalismo. Durante los últimos años, ARENA asumió el primero y olvido el segundo. Ahora, debe hacer lo inverso: pasar el anti-comunismo a un segundo lugar y convertirse en un verdadero partido liberal, capaz de luchar contra la corrupción, promover la iniciativa privada y separarse de los grupos que solamente buscan lucrarse del aparato estatal.

Rodrigo Chávez
Columnista de El Diario de Hoy.

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