viernes, 29 de mayo de 2009

EL DESAFÍO DE LA DERECHA

Las declaraciones de la Comisión Política (los ilustradísimos y honorabilísimos ex presidentes de la República) y del nuevo Coena sobre la crisis del partido me han dejado aturdido, desorientado, ofuscado. Dicen, en síntesis, que ahora el Coena "sí va a mandar"; que el partido debe "regresar a sus raíces", que el nuevo "staff" es "territorial" y que la máxima aspiración es "formar nuevos areneros".

Conozco un poco a los integrantes de la Comisión Política porque he colaborado con ellos, pero ignoro la trayectoria política de los miembros del actual Coena. Esta está conformada, según el periódico digital El Faro, por empresarios jóvenes "sin mucha exposición pública y con muy poca experiencia política". A lo anterior debe agregarse que algunos han sido nombrados por razones de parentela y no de currículo; por afinidad de sangre y no por méritos personales.

Es necesario advertir que en política no se manda, sino que se persuade. Un dirigente político es un buen comunicador y no un mandadero. Solamente mandan quienes consideran a los demás como súbditos, subalternos, peones. Y no es así. Todos somos iguales ante la ley y todos tenemos dignidad. La democracia como forma de gobierno y manera de vivir se basa en la opinión pública. Por ello un buen político no se vale de los espotes, sino de la comunicación.

Con respecto a que ARENA debe "regresar a sus raíces", se debería explicar por qué el partido debe hacerlo. ¿Acaso se debe a que ha dejado de ser nacionalista? ¿O porque se ha convertido en socialdemócrata? ¿O porque la anterior dirigencia traicionó los principios? Por nacionalismo se ha entendido tener confianza y fe en nosotros mismos, en amar lo nuestro, en anteponer el interés de la nación sobre cualquier otro y, en fin, en identificarse con el conjunto de valores, sentimientos y aspiraciones que tiene el pueblo salvadoreño. La izquierda no es nacionalista porque es internacionalista. Regresar quiere decir volver al pasado, no tener visión de futuro.

Hay que entender las aspiraciones y sentimientos de los ciudadanos que anhelan siempre un futuro mejor, exigen un cambio. La falsa y mezquina idea que se tiene sobre la derecha se debe, tal vez, al desconocimiento de sus dos vertientes: una es la conservadora y la otra la progresista. La política conservadora se preocupa por mantener el statu quo y la progresista por alentar la participación social y garantizar las libertades y los derechos ciudadanos de todos los salvadoreños; por aspirar a resolver los retos internos que entrañan el desempleo, la pobreza, la injusticia y la discriminación. El nacionalismo se enriquece con la cultura y es el factor esencial de nuestra unidad y cohesión social.

Por ello yo hubiera deseado escuchar de la cúpula del nuevo Coena un plan, una guía, que le dé prioridad a una política social que privilegie la atención a los grupos, comunidades y zonas geográficas que padecen las más lacerantes desventajas económicas y sociales. Pero, en su lugar, lo que más le preocupa a la derecha es mandar, formar nuevos areneros y regresar al pasado, como si nuestra sociedad fuera el mejor de los mundos posibles. Antes de realizar nombramientos y reestructurar al partido se hubieran sentado las bases de un plan político y establecer sus objetivos fundamentales como partido en la oposición.

El mundo ha cambiado y El Salvador no podía ser una excepción. El cambio implica, entre otras cosas, que los retos ya no son los mismos, que el país se enfrenta a nuevos desafíos como son resolver nuestra crisis económica y financiera, consolidar nuestro sistema republicano y representativo, perfeccionar la democracia como el valor supremo de la política y luchar constantemente por el mejoramiento económico, social y cultural de nuestro pueblo.

Por falta de un plan político que establezca el conjunto de objetivos fundamentales y los medios más eficientes para alcanzarlos, ARENA no podrá responder a los desafíos económicos, políticos y sociales de los salvadoreños. El plan se basa en la ideología neoliberal del partido y es una guía y referencia indispensables para recuperar el poder perdido. La política es la ciencia del poder.

Carlos Sandoval

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