viernes, 29 de mayo de 2009

LA CREDIBILIDAD DE ARENA

ARENA está apenas comenzando su adaptación a los resultados de las elecciones de presidente de marzo recién pasado. El viernes pasado mostró ya muy claramente que está redefiniendo el papel que la oposición debe jugar en el país. Ese día, ARENA llegó a un acuerdo para viabilizar un programa fiscal que permitirá al gobierno del presidente Mauricio Funes gobernar durante los primeros años de su mandato. Con este acto, ARENA ha redefinido el papel de una oposición responsable. Es muy diferente a lo que hizo el FMLN durante todos sus años en la oposición: oponerse a cualquier iniciativa del gobierno, y más aún a las mejores propuestas, porque para los líderes del FMLN cualquier mejoría en el bienestar del país jugaba en su contra, mientras ellos no estuvieran en el gobierno. Esta redefinición va en el camino correcto.

Hay otras redefiniciones que ARENA no puede dejar de hacer para, primero, ajustarse a su derrota electoral y, más aún, a los cambios que se han dado en el país en los últimos veinte años y, segundo, para reajustar las tuercas que se le puedan haber desajustado en ese período. ARENA puede lograr nuevos triunfos si se redefine como un partido moderno de derecha, con una ideología clara de respeto a las libertades y la democracia. En realidad, mucha de la gente que hizo la diferencia para que Mauricio Funes ganara había votado antes por ARENA. Sin embargo, confrontados con las opciones de las elecciones de marzo, prefirieron tomarse el riesgo de confiar en la moderación de Funes a votar por un ARENA que los había desencantado.

ARENA puede reconquistar este electorado, que seguirá siendo crucial en determinar los resultados de las elecciones de una manera pragmática, no ideológica, analizando las alternativas que les presenten los partidos. Pero ARENA no va a reconquistar este voto si no traduce sus intenciones de cambio en decisiones concretas que demuestren que lo que desencantó a los electores con ARENA va a ser cambiado. Y, para hacer esto, ARENA tiene que tener bien claro lo que quiere que sea el partido: un vehículo para ganar el poder y defender a los que lo detentan, aunque lo que hagan sea ineficiente o malo o corrupto, o un vehículo para lograr el desarrollo del país de acuerdo a sus ideales. La prueba de fuego en esta dimensión del quehacer político está planteada en una pregunta básica: ¿Cómo va a evaluar ARENA la administración del presidente Saca? Sin duda que hay algunas cosas buenas, pero, ¿qué hará con respecto a las malas?

Por ejemplo, no está en duda que la deuda fiscal es baja y que hay espacio de maniobra para financiar al Estado. Pero, ¿qué dirá ARENA del desorden en el que se han dejado estas finanzas? ¿Qué dirá de la manera obscura, nada transparente, en la que se han manejado las cuentas del Estado, particularmente en los últimos meses, de tal forma que no se ha pagado ni a los proveedores? ¿Qué dirá de que el Ministerio de Hacienda no fue capaz de presentar un plan financiero adecuado a las instituciones que lo financian a corto y largo plazo? ¿Qué dirá del derroche de fondos en actividades que sólo servían para complacer la vanidad de políticos, como la propaganda indiscriminada de la presidencia y otras instituciones gubernamentales? ¿Qué dirá de que no hubiera medicinas en los hospitales mientras uno no podía escuchar radio o ver televisión o leer un periódico sin oír, ver o leer propaganda del Gobierno con sentido humano? ¿Qué dirá de la increíble incompetencia en el manejo de las obras públicas en un gobierno en el que cinco años no fueron suficientes para hacer ni un "bypass" en Usulután? ¿Qué dirá de las carreteras que se dejaron a medias mientras el hierro de sus puentes a medio terminar se corroe? ¿Cómo justificar que una inversión tan grande y estratégica como el puerto de La Unión se haya dejado abandonada y que se haya dejado hasta el último momento la discusión de quién lo va a manejar? ¿Qué dirá de las acusaciones cada vez más abiertas de corrupción?

ARENA no puede evitar tratar estos puntos, de cara al público. La ciudadanía va a estar atenta para ver cómo lo hace. La manera en la que lo haga definirá la suerte de ARENA, si realmente quiere cambiar lo que está malsano adentro de sus filas o si quiere defender lo indefendible, lo que desencantó a los votantes. Si hace lo primero, ARENA renacerá y tendrá la fuerza moral para exigirle eficiencia y probidad al gobierno del FMLN. Si hace lo segundo, se convertirá en un partido que vivirá de las migajas de los grandes, capturando una prebenda por aquí y otras prebendas por allá, un perdonazo por aquí y otros por allá, a cambio de sus pocos votos en la Asamblea. Eso no es lo que era ARENA.


Manuel Hinds
Máster en Economía, Northwestern University. Columnista de El Diario de Hoy.

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