miércoles, 20 de mayo de 2009

LA TRANSICIÓN POLÍTICA

En las últimas semanas, la agenda política ha sido intensa y preocupante. Las diferencias entre el FMLN y el Presidente electo han aflorado más rápido de lo que podíamos haber previsto. Si bien es natural que el partido reclame la presencia de algunos de sus militantes en el Ejecutivo, habría sido conveniente que tal petición --por no llamarle exigencia-- se hubiera discutido en privado, sobre todo porque existen buenos elementos, como el caso de Hugo Martínez, que claramente representan la capacidad técnica para el desempeño de un cargo en el gabinete de gobierno.

Asimismo las noticias sobre el estado de las finanzas públicas, hacen prever un aflictivo inicio del quinquenio Funes, no sólo por las medidas que tendrá que tomar con urgencia el Presidente para hacer frente a las obligaciones que ya tiene con proveedores, organismos financieros internacionales, empleados públicos y con el pueblo en general para cumplir con sus ofertas electorales, sino porque está claro que el nuevo mandatario posiblemente busque culpables sobre la deteriorada situación fiscal del país, lo que le puede llevar a serios enfrentamientos con funcionarios del gobierno saliente y a una pérdida de tiempo como sucedió con Bolaños en Nicaragua.

Mientras tanto en ARENA siguen los vientos de cambio. Sin embargo, la noticia acerca de la elección "secreta" del jefe de fracción, revela que algunos están queriendo hacer en la Asamblea lo que no pudieron hacer en las primarias del partido. Un tema es la elección del candidato presidencial de un partido, que debe responder a las expectativas de los votantes y otra, muy distinta, es la designación del coordinador del grupo parlamentario, que entre otras cosas, debe tener una probada afinidad con las autoridades del COENA, pues constituye una pieza fundamental en el trabajo coordinado entre la cúpula y la fracción.

Esperemos que gane la cordura y la clara visión de lo que el partido de oposición necesita para enfrentar los retos en los años venideros. El revanchismo legislativo tampoco es buena receta, pues la "lealtad" de ARENA frente al FMLN, debe tener como objetivo último el bienestar de los ciudadanos.

Chile tiene gobernabilidad porque existe una "oposición leal", ese es su gran activo político. Por tanto querer imponer un "bloque de derecha" para limitar la acción del gobierno de turno, puede significar principalmente para Alianza Republicana más que para el PCN y el PDC, un deterioro en su imagen de cara a las próximas elecciones del año 2012.

Para el sector empresarial la transición también ha llegado. Las gremiales empresariales deben prepararse, ahora sí, para persuadir más que para pedir y para dicho propósito, deben construir una relación con el nuevo gobierno basada en la credibilidad y objetividad de sus propuestas. Esto significa que si bien y de manera legítima, las organizaciones empresariales deben seguir representando los intereses de sus socios, no pueden descuidar el interés general y por tanto, agendas estratégicas como la de Enade y su participación en las instituciones autónomas, comisiones tripartitas y entes reguladores, se hace hoy más que nunca un imperativo insoslayable que debe ser respetado por el Presidente electo y sus ministros de Estado. La mayoría de empresarios está consciente que la coyuntura internacional exige negociaciones claras para equilibrar los ingresos estatales, combatir la narcoactividad y la inseguridad pública, incrementar el desarrollo social y combatir la corrupción y eso es clave para un acuerdo nacional.

De relevante importancia es también la institucionalización del diálogo social por parte del nuevo gobierno. Hasta ahora lo que hemos tenido son "ejercicios de consenso" mediante comisiones temporales en las que han participado la mayoría de actores relevantes en el espectro político, social, académico y empresarial.

Mauricio Funes tiene la oportunidad de abrir canales permanentes de comunicación entre la sociedad civil y el Órgano Ejecutivo. La discusión acerca de una entidad en la que participen consumidores, trabajadores, empresarios, intelectuales, académicos, entre otros actores, presidida por alguien con una clara visión de país y con la ausencia de representantes del gobierno para evitar conflictos de interés entre las necesidades económicas y sociales que se identifiquen por parte de los involucrados y la agenda gubernamental, pero sí con un claro apoyo financiero para su sostenimiento, debe ser tomado en cuenta en las discusiones que se están llevando a cabo por parte del equipo que tiene asignada la tarea de presentar políticas públicas al Presidente de la República a partir del 1º de junio.

En medio de toda esta vorágine se pierde lo más importante: el respeto a la institucionalidad. Es importante la elección de los ministros, la recaudación fiscal, y la renovación en ARENA. Pero lo es mucho más la elección de los funcionarios de segundo grado, la ratificación de reformas constitucionales, la aprobación de leyes que nos permitan transparentar la función pública y evitar robos y despilfarros, así como la implementación de una vez por todas de la reforma política.

Sin todo ello, podremos tener a los mejores funcionarios en el gabinete y a una derecha consciente de la modernización que necesita, pero mientras tanto, las instituciones con las que los partidos y sobre todo, los ciudadanos debemos lidiar a diario, seguirán respondiendo a agendas políticas debilitando el Estado de Derecho y presentándonos en el exterior, como un país en el que con unos dólares más, se puede conseguir justicia al mejor postor.

Luis Mario Rodríguez
Abogado de la República, con maestrías en Ciencia Política y Derecho Empresarial.

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