lunes, 11 de mayo de 2009

MAURICIO FUNES SE ESTÁ FAJANDO

Un día de estos me dediqué a hacer un ejercicio para comprender los hechos que rodean el FMLN. Analicé, casi palabra a palabra, un programa de radio en el que participó el vicepresidente electo Salvador Sánchez Cerén. Lo primero que detecté es que utiliza un lenguaje bastante particular y muy distante de cuanto está haciendo Mauricio Funes.

Habla de “ellos” y no de “nosotros”, como si no hubiese sido electo por el mismo partido político. Eso me resultó extraño. Y, por supuesto, hizo cobros interesantes como el hecho de que Funes, y sus amigos, no invitan a las autoridades del FMLN a algunas actividades.

Pero, lo más revelador es que aquellas eran las palabras de un hombre que no se siente integrado, ni pareciera formar parte, de un esfuerzo importante para configurar un nuevo gobierno. Para mí fue más que evidente, porque se trataba de un vicepresidente electo, que entre Funes y gente del FMLN existe un distanciamiento que se ha profundizado con los días. Algunos dicen que el problema es la conformación del gabinete. Hay quienes apuestan que el FMLN le estaría pidiendo hasta siete ministerios . Pero, hay rastros que permiten otras interpretaciones.

Por ejemplo, que las autoridades principales del FMLN no están del todo conformes con el papel que juegan algunos miembros prominentes de los “amigos de Mauricio”.

Hay, además, algo que inquieta más: percibo en Sánchez Cerén un recurrente mensaje en el que se recuerda que fueron electos por el pueblo y que a ese pueblo no se le debe traicionar. Habló de soluciones para el “pueblo” pero no explica cuáles deben ser, a su juicio, ese tipo de aspirinas.

Y si escuchamos al vicepresidente electo hablar de no traicionar al pueblo, debemos suponer que él creerá que algo así debe pasar o que, al menos, no se aplicarán las soluciones que él quisiera ver. Y si partimos que Funes expuso al país un programa de gobierno, entenderíamos que ahí se encuentran las soluciones y no en otros caminos que se quieran sacar de la manga.

En todo caso, tengo la impresión que Mauricio Funes, como buen boxeador, se está fajando contra muchas cosas a la vez.

Para empezar, debe ser consecuente con lo que dijo durante su campaña: que el será quien mande y que nadie le impondrá un gabinete. Quizá por eso es que asegura que él no necesita filtros para escoger a sus colaboradores principales. Y le sobran razones para decirlo. Funes adquirió compromisos públicos con el pueblo y todos los votantes.

La verdad es que deben dejarlo a él escoger a su gabinete porque, al fin y cabo, será Funes quien se jugará el pellejo durante el período de gobierno más difícil de al menos en los últimos 30 ó 40 años.

Y hay una retórica que comienza a usar el FMLN que no me gusta porque huele a dogma. Algunos dirigentes y diputados del FMLN han comenzado a decir que hay que impedir que Funes caiga en los caminos de la derecha. El propio vicepresidente Sánchez también lo manifestó en la radioemisora.

Con la dimensión de la crisis que tenemos al frente, al gobierno de Funes no le quedará más camino que escuchar todos los puntos de vista y tomar las decisiones más apropiadas después de hacer su propia síntesis. Ni el FMLN es dueño de la verdad ni los partidos de la derecha. Es evidente que a Funes no le quedará más camino que tomar todos los caminos que sean necesarios para sacar adelante a este país.

De donde vengan las soluciones no importa. Tampoco quién las parió. Lo que importa es que la medicina sirva en un momento en que debemos agarrarnos todos de la mano.

No se vale asumir, desde ahora, posiciones deslegimadoras como lo está haciendo el FMLN. El país es de todos, como siempre lo dijeron.



Lafitte Fernández
Periodista

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