viernes, 30 de enero de 2009

DEMOCRACIA O DICTADURA

Concejos Municipales y Diputados fueron elegidos para el próximo período de tres años. Siendo objetivos, los resultados que se han obtenido no han traído cambios dramáticos en el espectro electoral. La composición de fuerzas en el Órgano Legislativo, prácticamente ha quedado sin cambios. Dos partidos mayoritarios, dos partidos minoritarios, y un partido con un solo diputado, aunque propositivo, y con muchas ideas que expresar.

El 15 de marzo se cerrará la segunda etapa del proceso, con la elección del Presidente de la República, que gobernará por los próximos cinco años.

Y es ese precisamente el GRAN RETO para todos los salvadoreños, puesto que la realidad es que en esta elección lo que está en juego no solo son los próximos cinco años, sino que todo el futuro de la nación.


Esta conclusión es fácil determinarla porque todos los gobiernos que han tomado el rumbo de lo que eufemísticamente han dado en llamar “el socialismo del siglo XXI” (en realidad se podría calificar como un neocomunismo) como los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Nicaragua, están pretendiendo perpetuar a sus respectivos gobernantes en forma vitalicia.

Para ello, han tenido que llevar procesos de reformas a la constitución, valiéndose de todas las formas de abuso de poder, a efecto de disfrazar la dictadura con una voluntad popular expresada en las urnas.

Chávez y Ortega han sido los ejemplos más ilustrativos de dichas maniobras, con excesos tales como: celebrar elecciones sin observadores internacionales, para evitar denuncias de la imposición que se realiza, o sacar a la calle a las “turbas divinas” para atemorizar a la población.

Nuestro país se encuentra en estos momentos en una verdadera lucha por la supervivencia, y ya han asomado grietas en el partido rojo, haciéndose reclamos entre ellos, ante la desesperación de ver frustradas sus expectativas del gane electoral. Se argumentan en forma absurda cosas tales como que la pérdida del municipio de la Capital, fue legal pero “ilegítima”. Se le reclama al candidato rojo que aporte algo más al partido, porque el partido ya puso 900 mil votos.

Al contrario, por el lado del sector que defiende la Libertad, aparece aglutinándose en un solo frente. Miembros representativos del partido que por una u otra razón se habían alejado, han vuelto por sus fueros, apoyando al candidato, cerrando así, las posibilidades de cualquier fisura que pudiera haber ocurrido por alguna razón.

Se dice que inclusive algunos empresarios que habían sido deslumbrados por la aparente moderación del candidato rojo, han abierto los ojos, y despertado a la realidad: El FMLN tiene un candidato de pantalla que les servirá para la elección, pero quien en realidad ejercerá el poder será el partido, y dentro de él, los más radicales. El Salvador pasa por momentos apremiantes.

Los herederos de la guerrilla, tratan a toda costa de ocultar su pasado violento y guerrerista: Asesinatos de alcaldes, secuestros de personajes, extorsiones, destrucción de infraestructura, y demás atrocidades que las generaciones
de los 25 años para abajo no conocieron o recuerdan muy vagamente, son provocados a votar por un cambio que prometen venturoso.

Sin embargo, CUBA (con un solo partido político oficial y el mismo gobernante), el modelo rojo a seguir, sigue estando allí, con una dictadura de 50 años que promete un paraíso (para los turistas), y en realidad es un infierno (para los cubanos).

Las nuevas generaciones salvadoreñas deberán preguntarse porqué la emigración masiva es hacia EE.UU. (ese “nefasto imperio” que menciona Chávez) y no al “paraíso terrenal” cubano. ¿Cuantos salvadoreños viven en Cuba y mandan sus remesas a sus familiares?, y ¿cuantos SÍ mandan dólares desde EE.UU.?, es una pregunta obligatoria para la reflexión del votante.

Que El Salvador no puede mantenerse sin cambios estructurales, es una realidad. Pero que ese cambio sea al estilo cubano o venezolano, conlleva un abismo que nos debe hacer meditar. Gran responsabilidad es acudir a votar.


DR. MAURICIO E. COLORADO
http://www.elmundo.com.sv/PDF/opinion.pdf

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