viernes, 29 de mayo de 2009

¿CÉLULAS PARTIDARIAS DENTRO DE LA POLICÍA?

El Diario de Hoy informó ayer (jueves 28 de mayo) sobre una reunión de los diputados del FMLN Manuel Melgar y Benito Lara con mandos y agentes policiales, realizada en las instalaciones del centro recreativo de la PNC en Ayutuxtepeque.
En esa reunión, decía la nota, se discutió el posible nombramiento del comisionado Carlos Ascencio como director de la PNC y del comisionado Mauricio Ramírez Landaverde como subdirector.


Parecía una cosa tal vez no usual, pero positivo: dos diputados mencionados como posibles ministros de Seguridad Pública y Justicia, ambos integrantes del equipo de transición del presidente electo, recogiendo las opiniones de los miembros de la PNC, antes de tomar una decisión sobre la futura dirección del cuerpo policial. Vaya, ‘el cambio’ parece estar generando medidas democráticas...

Parece... Como soy un gran desconfiado, averigüé un poco más sobre la reunión entre los dos aspirantes a dirigir la seguridad pública y los policías. Resulta que no fue una reunión del equipo de transición de Funes con mandos de la PNC, sino que una reunión partidaria del FMLN. Sólo estaban invitados y presentes los oficiales cercanos al FMLN: los de la cuota del FMLN en las primeras promociones de oficiales, y otros que no provienen de las filas guerrilleras, pero son considerados cercanos al FMLN.

Este tipo de reuniones --detrás de la espalda de la dirección de la institución policial, detrás de las espaldas de los agentes y mandos que no forman parte de esta ‘célula’ del FMLN dentro de la policía, y posiblemente detrás de la espalda del presidente electo--obviamente no forman parte de la institucionalidad de la PNC. No era una reunión de la PNC, sino una reunión del partido FMLN con sus militantes y simpatizantes dentro de la PNC.

Integrantes de la PNC que participaron en la reunión me expresaron su seria preocupación por el futuro de la PNC. No están de acuerdo que con estas iniciativas del FMLN se ponga en peligro uno de los mayores logros de la posguerra: el carácter apolítico y estrictamente no partidario de la policía civil creada por los Acuerdos de Paz. El experimento de formar una nueva policía con cuotas importantes de ex-combatientes de los dos bandos de la guerra civil sólo pudo funcionar bien porque nadie permitía que en la PNC se formaran un bloque de derecha y otro de izquierda. La PNC funcionaba, porque nadie permitía líneas de mando paralelas a las institucionales.

A esta altura, precisamente cuando por primera el FMLN asume el ejecutivo y de cierta manera el control de la PNC, romper con esta tradición ética y crear estructuras partidarias dentro de la institución, para discutir la nueva estructura de mando, es un atentado al carácter apolítico de la PNC. Es un atentado a la esencia de la PNC.

Más de 60 agentes, mandos medios, inspectores y comisionados de la PNC, algunos uniformados armados, reunidos en un local de la institución, invitados aplicando un criterio de afinidad partidaria, sin el conocimiento de la dirección, a iniciativa de dos dirigentes del FMLN que están siendo considerados por el presidente electo para cargos como ministro y viceministro de Seguridad Pública e incluso como director de la PNC, todo esto parece indicar que hay una conspiración para poner a la PNC una estructura de mando hecha con criterios partidarios.

En la reunión de Ayutuxtepeque le llovieron críticas fuertes al comisionado Carlos Ascencio, quien en estos días se perfilaba como fuerte aspirante a director de la PNC. Porque Carlos Ascencio tiene un gran reconocimiento en las filas de la PNC, precisamente por su postura profesional y apolítica. Proviene de la famosa cuota de guerrilleros que entraron al nivel superior de la PNC, pero se ganó el respeto de todos, independiente de sus afinidades ideológicas. Precisamente esta virtud de Carlos Ascencio fue duramente criticada por sus compañeros cercanos al FMLN en la reunión en Ayutuxtepeque. Para ellos, es un ‘derechista’ que ha trabajado demasiado de cerca con los directores de la PNC, cosa que para ellos lo descalifica como candidato a director. ‘El cambio’ exige jefes policiales que respondan al partido...

Si el presidente electo Funes necesitaba una razón para no nombrar a alguien del FMLN en la cartera de Seguridad Pública y Justicia, ahora la tiene. Por lo menos Manuel Melgar y Benito Lara, los dos dirigentes del FMLN que convocaron a esta reunión partidaria dentro de la PNC, quedan descalificados para cualquier cargo de dirección en el área de seguridad.

Paolo Lüers

EL DESAFÍO DE LA DERECHA

Las declaraciones de la Comisión Política (los ilustradísimos y honorabilísimos ex presidentes de la República) y del nuevo Coena sobre la crisis del partido me han dejado aturdido, desorientado, ofuscado. Dicen, en síntesis, que ahora el Coena "sí va a mandar"; que el partido debe "regresar a sus raíces", que el nuevo "staff" es "territorial" y que la máxima aspiración es "formar nuevos areneros".

Conozco un poco a los integrantes de la Comisión Política porque he colaborado con ellos, pero ignoro la trayectoria política de los miembros del actual Coena. Esta está conformada, según el periódico digital El Faro, por empresarios jóvenes "sin mucha exposición pública y con muy poca experiencia política". A lo anterior debe agregarse que algunos han sido nombrados por razones de parentela y no de currículo; por afinidad de sangre y no por méritos personales.

Es necesario advertir que en política no se manda, sino que se persuade. Un dirigente político es un buen comunicador y no un mandadero. Solamente mandan quienes consideran a los demás como súbditos, subalternos, peones. Y no es así. Todos somos iguales ante la ley y todos tenemos dignidad. La democracia como forma de gobierno y manera de vivir se basa en la opinión pública. Por ello un buen político no se vale de los espotes, sino de la comunicación.

Con respecto a que ARENA debe "regresar a sus raíces", se debería explicar por qué el partido debe hacerlo. ¿Acaso se debe a que ha dejado de ser nacionalista? ¿O porque se ha convertido en socialdemócrata? ¿O porque la anterior dirigencia traicionó los principios? Por nacionalismo se ha entendido tener confianza y fe en nosotros mismos, en amar lo nuestro, en anteponer el interés de la nación sobre cualquier otro y, en fin, en identificarse con el conjunto de valores, sentimientos y aspiraciones que tiene el pueblo salvadoreño. La izquierda no es nacionalista porque es internacionalista. Regresar quiere decir volver al pasado, no tener visión de futuro.

Hay que entender las aspiraciones y sentimientos de los ciudadanos que anhelan siempre un futuro mejor, exigen un cambio. La falsa y mezquina idea que se tiene sobre la derecha se debe, tal vez, al desconocimiento de sus dos vertientes: una es la conservadora y la otra la progresista. La política conservadora se preocupa por mantener el statu quo y la progresista por alentar la participación social y garantizar las libertades y los derechos ciudadanos de todos los salvadoreños; por aspirar a resolver los retos internos que entrañan el desempleo, la pobreza, la injusticia y la discriminación. El nacionalismo se enriquece con la cultura y es el factor esencial de nuestra unidad y cohesión social.

Por ello yo hubiera deseado escuchar de la cúpula del nuevo Coena un plan, una guía, que le dé prioridad a una política social que privilegie la atención a los grupos, comunidades y zonas geográficas que padecen las más lacerantes desventajas económicas y sociales. Pero, en su lugar, lo que más le preocupa a la derecha es mandar, formar nuevos areneros y regresar al pasado, como si nuestra sociedad fuera el mejor de los mundos posibles. Antes de realizar nombramientos y reestructurar al partido se hubieran sentado las bases de un plan político y establecer sus objetivos fundamentales como partido en la oposición.

El mundo ha cambiado y El Salvador no podía ser una excepción. El cambio implica, entre otras cosas, que los retos ya no son los mismos, que el país se enfrenta a nuevos desafíos como son resolver nuestra crisis económica y financiera, consolidar nuestro sistema republicano y representativo, perfeccionar la democracia como el valor supremo de la política y luchar constantemente por el mejoramiento económico, social y cultural de nuestro pueblo.

Por falta de un plan político que establezca el conjunto de objetivos fundamentales y los medios más eficientes para alcanzarlos, ARENA no podrá responder a los desafíos económicos, políticos y sociales de los salvadoreños. El plan se basa en la ideología neoliberal del partido y es una guía y referencia indispensables para recuperar el poder perdido. La política es la ciencia del poder.

Carlos Sandoval

LA CREDIBILIDAD DE ARENA

ARENA está apenas comenzando su adaptación a los resultados de las elecciones de presidente de marzo recién pasado. El viernes pasado mostró ya muy claramente que está redefiniendo el papel que la oposición debe jugar en el país. Ese día, ARENA llegó a un acuerdo para viabilizar un programa fiscal que permitirá al gobierno del presidente Mauricio Funes gobernar durante los primeros años de su mandato. Con este acto, ARENA ha redefinido el papel de una oposición responsable. Es muy diferente a lo que hizo el FMLN durante todos sus años en la oposición: oponerse a cualquier iniciativa del gobierno, y más aún a las mejores propuestas, porque para los líderes del FMLN cualquier mejoría en el bienestar del país jugaba en su contra, mientras ellos no estuvieran en el gobierno. Esta redefinición va en el camino correcto.

Hay otras redefiniciones que ARENA no puede dejar de hacer para, primero, ajustarse a su derrota electoral y, más aún, a los cambios que se han dado en el país en los últimos veinte años y, segundo, para reajustar las tuercas que se le puedan haber desajustado en ese período. ARENA puede lograr nuevos triunfos si se redefine como un partido moderno de derecha, con una ideología clara de respeto a las libertades y la democracia. En realidad, mucha de la gente que hizo la diferencia para que Mauricio Funes ganara había votado antes por ARENA. Sin embargo, confrontados con las opciones de las elecciones de marzo, prefirieron tomarse el riesgo de confiar en la moderación de Funes a votar por un ARENA que los había desencantado.

ARENA puede reconquistar este electorado, que seguirá siendo crucial en determinar los resultados de las elecciones de una manera pragmática, no ideológica, analizando las alternativas que les presenten los partidos. Pero ARENA no va a reconquistar este voto si no traduce sus intenciones de cambio en decisiones concretas que demuestren que lo que desencantó a los electores con ARENA va a ser cambiado. Y, para hacer esto, ARENA tiene que tener bien claro lo que quiere que sea el partido: un vehículo para ganar el poder y defender a los que lo detentan, aunque lo que hagan sea ineficiente o malo o corrupto, o un vehículo para lograr el desarrollo del país de acuerdo a sus ideales. La prueba de fuego en esta dimensión del quehacer político está planteada en una pregunta básica: ¿Cómo va a evaluar ARENA la administración del presidente Saca? Sin duda que hay algunas cosas buenas, pero, ¿qué hará con respecto a las malas?

Por ejemplo, no está en duda que la deuda fiscal es baja y que hay espacio de maniobra para financiar al Estado. Pero, ¿qué dirá ARENA del desorden en el que se han dejado estas finanzas? ¿Qué dirá de la manera obscura, nada transparente, en la que se han manejado las cuentas del Estado, particularmente en los últimos meses, de tal forma que no se ha pagado ni a los proveedores? ¿Qué dirá de que el Ministerio de Hacienda no fue capaz de presentar un plan financiero adecuado a las instituciones que lo financian a corto y largo plazo? ¿Qué dirá del derroche de fondos en actividades que sólo servían para complacer la vanidad de políticos, como la propaganda indiscriminada de la presidencia y otras instituciones gubernamentales? ¿Qué dirá de que no hubiera medicinas en los hospitales mientras uno no podía escuchar radio o ver televisión o leer un periódico sin oír, ver o leer propaganda del Gobierno con sentido humano? ¿Qué dirá de la increíble incompetencia en el manejo de las obras públicas en un gobierno en el que cinco años no fueron suficientes para hacer ni un "bypass" en Usulután? ¿Qué dirá de las carreteras que se dejaron a medias mientras el hierro de sus puentes a medio terminar se corroe? ¿Cómo justificar que una inversión tan grande y estratégica como el puerto de La Unión se haya dejado abandonada y que se haya dejado hasta el último momento la discusión de quién lo va a manejar? ¿Qué dirá de las acusaciones cada vez más abiertas de corrupción?

ARENA no puede evitar tratar estos puntos, de cara al público. La ciudadanía va a estar atenta para ver cómo lo hace. La manera en la que lo haga definirá la suerte de ARENA, si realmente quiere cambiar lo que está malsano adentro de sus filas o si quiere defender lo indefendible, lo que desencantó a los votantes. Si hace lo primero, ARENA renacerá y tendrá la fuerza moral para exigirle eficiencia y probidad al gobierno del FMLN. Si hace lo segundo, se convertirá en un partido que vivirá de las migajas de los grandes, capturando una prebenda por aquí y otras prebendas por allá, un perdonazo por aquí y otros por allá, a cambio de sus pocos votos en la Asamblea. Eso no es lo que era ARENA.


Manuel Hinds
Máster en Economía, Northwestern University. Columnista de El Diario de Hoy.

lunes, 25 de mayo de 2009

UN PERIPLO FUGAZ, CON ALCANCES INDESCIFRABLES

No se trata de que el repentino viaje del presidente electo a Caracas haya producido grandes sobresaltos. Después de todo, desde su aceptación como candidato dejó claro que estrecharía las relaciones con todos los países, siempre que fueran de interés para El Salvador y que se desarrollaran sobre la base de respeto. No obstante, las referencias expresas a Venezuela y a Cuba, alguna roncha dejaron en ciertos sectores, por los regímenes que los rigen y los riesgos de una intromisión abusiva en nuestros asuntos internos.

No creo que haya sido por esto último que don Mauricio trató de mantener una distancia, especialmente con el gobernante venezolano. Pero por un tiempo se tuvo la sensación de que quería dejar un testimonio de que, más allá de la estrecha amistad que une a los líderes ortodoxos de su partido con el señor Chávez, la política exterior la definiría él como le corresponde constitucionalmente.

Incluso trascendió que don Mauricio evitó una reunión con el mandatario venezolano en la pasada cumbre hemisférica, foros que normalmente se utilizan para hacer de manera más confidencial los primeros contactos y avanzar en temas que después se traducen en convenios bilaterales. En cambio, hay que recordar que su primer viaje ya como presidente electo lo hizo a Brasil, cuyo gobernante es admirado por casi todo el mundo por su liderazgo, pragmatismo económico y sobre todo por su visión acerca de cómo mantener la cohesión latinoamericana.

Pero sorpresivamente y a menos de dos semanas de la toma de posesión, decide visitar a Chávez y no lo hace solo, sino que en compañía de quien complementa su fórmula y del coordinador general del partido, a quienes se unieron, supuestamente, dos personajes que directamente han estado manejando Alba Petróleos. Se trató en definitiva de una misión donde la presencia del FMLN fue muy notoria, aunque la misma se dividiera al viajar separadamente.

Al respecto podrían barajarse varias cuestiones, comenzando por aquella que para muchos es la más plausible: la presión ejercida sobre el futuro presidente por parte del FMLN para demostrar que ellos no pueden ser dejados de lado, en un momento en que todavía había un forcejeo por la conformación del equipo de gobierno. La forma en que se expresó del gobernante venezolano, sugiriendo incluso que con su apoyo el país saldrá adelante y juntos harán la unidad latinoamericana, se considera un exceso, para decir lo menos. Esto es muy extraño en don Mauricio, aunque seguramente resultó gratificante para sus compañeros de viaje y por supuesto para Chávez, muy dado a que le rindan pleitesía.

Si el viaje, como también se ha sugerido, tenía entre sus propósitos replantear el tema petrolero e identificar nuevas opciones de cooperación en aspectos sociales y económicos, entonces causa extrañeza que no le hayan acompañado potenciales ministros –que no son del FMLN– pero que sí saben de esos temas. Con todo respeto, no creo que el alcalde de Soyapango haya podido hacer un mejor papel que el futuro ministro de Hacienda o que el coordinador general se desempeñara con mayor solvencia que el secretario técnico de la Presidencia. Esto sugiere que la misión tenía más de política que de otra cosa. Habría que ver qué tratará la comisión binacional anunciada.

El que no se haya informado oportunamente del viaje privó a los medios nacionales de compartir la noticia con la prensa oficialista bolivariana; consecuentemente, nos vimos obligados a aceptar un filtro sobre lo que realmente pasó en Caracas, aunque durante las largas y extrañas horas en que estuvieron reunidos los dignatarios se hubieran tratado temas sensibles para El Salvador.

Lo relevante en todo caso es que el señor Chávez nos acompañará en la fiesta cívica que celebraremos los salvadoreños el primero de junio. Ojalá no la eche a perder.


Escrito por Juan Héctor Vidal / Columnista de LA PRENSA GRÁFICA

TONY SACA: FIN DE UNA ERA

Esta será la última semana de Antonio Saca en la presidencia de El Salvador. Pero más que el fin de un periodo presidencial, su salida del poder representa el fin de una era.

Por primera vez en la historia de este pequeño país Centroamericano, un presidente de derecha le entrega el mando a uno de izquierda. Por primera vez el Frente Farabundo Marti para la Liberación Nacional, FMLN, llega a la presidencia desde que termino la guerra en El Salvador y paso de ser un grupo guerrillero a un partido político.

El difunto fundador del derechista partido Alianza Republicana Nacionalista Roberto D’Aubuisson se ha de estar revolcando en su tumba.

El partido ARENA no soltó la presidencia desde que la obtuvo tras su fundación en 1989. Gobernó con mano dura durante 20 largos años, fijando entre sus metas eliminar a la izquierda en su país y la región, tal como lo indica la letra del himno oficial del partido: "El Salvador será la tumba donde los rojos terminaran. Salvando así a America, nuestra America inmortal."

El Salvador no es un país fácil de gobernar. A lo largo de su historia ha sido golpeado por conflictos armados, décadas de opresión, violencia, pobreza y desigualdad. La guerra civil que duro de 1980 a 1992, cuando se firmaron los acuerdos de paz, dejo más de 75 mil muertos y unos 7 mil desaparecidos. Y la amnistía otorgada en el 93 a todos aquellos que cometieron crímenes durante la guerra, no ha permitido que sanen las heridas.

Tony Saca encabezo el cuarto gobierno consecutivo de ARENA. Un hombre sonriente y de buena disposición, su llegada al poder fue novedosa en si misma. Un joven empresario de solo 38 años de edad, propietario de estaciones de radio y ex cronista deportivo Saca tomo las riendas de un país polarizado, con poca experiencia política. "Yo comencé mi gobierno siendo un hombre ideológico, muy ideológico, pero con el paso del tiempo las cosas fueron cambiando," me dijo en una reciente entrevista. "Si hay algo de lo que me siento muy satisfecho es haber llevado a mi partido ARENA a un centro-derecha."

Tony Saca sostuvo muy buenas relaciones con Estados Unidos. Fue el único presidente de la región que mantuvo tropas en Irak como parte de las fuerzas aliadas. Saca es el presidente que quizás mas visitas hizo a Estados Unidos durante su periodo presidencial: el recuerda por lo menos diez en cinco años. De los mandatarios que he entrevistado en su despacho, es el que más fotos tiene en las paredes posando con dignatarios alrededor del mundo, y orgullosamente dice que estableció relaciones con todos los países del mundo, bueno, casi todos.

"Tuvimos éxitos enormes en la economía los primeros tres años," dice al describir su gestión. "Hicimos una inversión social como nunca, creamos Red Solidaria (programa que otorga subsidios a familias pobres) y Fosalud (programa de seguro medico)."

Pero sus críticos no coinciden, primordialmente el hombre que logro destronar al partido ARENA después de 20 años, Mauricio Funes. El presidente electo acusa a la derecha de destruir la economía, incrementar el desempleo, y de equivocarse en su manejo de la seguridad pública.

El año pasado El Salvador se gano el tristemente celebre titulo de ser el país con mayor índice de crímenes en el mundo por el Consejo Nacional de Seguridad Publica. Según Funes, el plan de "Súper mano dura" que el gobierno de Saca implemento para combatir a las violentas pandillas que desangran al país, no vino acompañado de un plan efectivo de prevención y rehabilitación.

Saca admite que el reto principal que tendrá su sucesor será lidiar con la economía y la creación de empleos. No ayuda para nada que las deportaciones de Salvadoreños de Estados Unidos están en aumento y las remesas que vienen de sus compatriotas en el extranjero, principal fuente de divisas del país, se han reducido significativamente.


Tony Saca dice estar mas que listo para entregarle el poder a Mauricio Funes. Ahora dice que lo que más añora es disfrutar de su privacidad y atender sus negocios de emisoras radiales. Seguramente a Saca le van a dar por los dos lados. Será criticado por la izquierda de haber arruinado al país, y por la extrema derecha de haberle entregado el país a la izquierda. Lo cierto es que como presidente gozo de mayor popularidad que su propio partido. Ahora el desafío es para su sucesor de recoger los pedazos de la historia y construir una nueva era para su país.

María Elena Salinas es conductora del Noticiero Univision y autora del libro "Yo soy la hija de mi padre: Una vida sin secretos." http://www.mariaesalinas.com/esp/home.html

jueves, 21 de mayo de 2009

PERSPECTIVA PREOCUPANTE Y DISCURSO SORPRENDENTE

Se produjo al fin la visita del presidente electo a Caracas. No era sensato pensar que Funes postergaría por mucho tiempo este asunto. Tampoco era necesario hacer el viaje en este momento, sobre todo habiendo cancelado, por buenas razones, otras visitas que Funes tenía previsto realizar con anterioridad a su investidura presidencial.

Se especula que el encuentro de Funes con Chávez fue una exigencia del FMLN. Si este fuera el caso, no sería una decisión censurable. Al contrario, podría interpretarse como un sensato, comprensible y necesario ejercicio de mitigación de diferencias políticas, recelos, desconfianzas y conflictos entre el futuro presidente y el partido de gobierno. No habría problema, entonces, si la visita de Funes fuera sólo expresión de entendimientos políticos internos en el campo de las fuerzas que asumirán el poder el próximo 1 de junio. Pero, lamentablemente, lo más probable es que las cosas no sean tan sencillas o tan positivas.

Con una sola excepción relevante, los temas de la reunión de Caracas que trascendieron a la prensa se limitaron a intercambios normales en cualquier relación bilateral. Nadie puede objetar a Funes la intención de continuidad y el agradecimiento a Venezuela por la “operación Milagro” en el área de salud, o el inicio de su gestión para incrementar la exportación de productos agrícolas salvadoreños a Venezuela. Tampoco puede objetarse la idea de centralizar y hacer más transparente la importación de petróleo venezolano que hasta ahora se ha manejado con inquietante turbiedad y sesgo político por una corporación de municipalidades de nuestro país.

Más preocupante es el tema de la integración de El Salvador a la “Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América”, conocida como Alba. El presidente electo no comprometió su posición, pero abrió una puerta que permaneció cerrada en todos sus discursos y declaraciones de campaña. Alba es una iniciativa de oposición a los tratados de libre comercio impulsados por Estados Unidos, y es una iniciativa regional de confrontación política con ese país. Y ahora resulta que Funes “no la descarta” y que pide “analizarla sin prejuicios”, aunque mantiene el tenue compromiso de “desechar lo que sea nocivo para el país”.

Así vamos, pasito a pasito, poco a poco. Y esto recién comienza o, mejor dicho, todavía no comienza. El tiempo terminará poniendo todas las cosas en su sitio, pero bien harían en poner sus barbas en remojo los que se han rasgado las vestiduras con alardes de indignación, argumentando que todas las advertencias de peligrosa vinculación de un gobierno del FMLN con el régimen de Chávez eran puros inventos o campañas mediáticas de la derecha.

En este sentido, la perspectiva más preocupante, sobre todo a la luz de los innegables problemas de caja y de déficit fiscal que enfrentará el gobierno de Funes, es la tentación de recurrir al financiamiento de Chávez. Los medios de prensa no dan cuenta de que éste haya sido un tema abordado en la reunión de Caracas, pero los antecedentes están a la vista. Para muestra, un botón: Argentina optó por este recurso financiero en tiempos de Néstor, y en sólo tres años, con el complaciente concurso de Cristina, Chávez ha comprado ya la friolera de $7,800,000,000 (sí, siete mil ochocientos millones de dólares) en bonos soberanos de Argentina. Sobra resaltar el poder y la influencia que ahora tiene Chávez en toda la gestión del gobierno argentino.

En una situación tan precaria de las finanzas públicas, con problemas inmediatos para pagar salarios, para pagar a proveedores del gobierno, para mantener el gasto social y para realizar algunas obras de infraestructura, no nos resulta muy difícil imaginar a Ramiro, a Orestes, a Norma, a Sigfrido y a otros personajes preguntando a “Mauricio” si se ahorcará en la soga imperialista y neoliberal del Fondo Monetario o aceptará la solidaria, generosa y desinteresada ayuda financiera del Comandante Hugo Chávez.

A la luz de tan preocupante perspectiva, nos hemos quedado rumiando el sorprendente discurso de Funes en Miraflores. ¿En qué habrá estado pensando cuando le dijo a Chávez que saludaba con fervor y entusiasmo el proceso de transformaciones que lleva a cabo su gobierno? ¿En qué estaría pensando cuando habló del “liderazgo indiscutible” de Chávez? El respeto y la amabilidad protocolaria son siempre encomiables, pero muy malos tiempos nos esperan si en realidad nuestro futuro presidente ve con “fervor y entusiasmo” las transformaciones de Chávez. Peor aún si realmente le parece “indiscutible” un liderazgo basado en la prepotencia, el militarismo, la intimidación de la oposición y el cierre de medios de comunicación.

Salvador Samayoa

NI IGNORANTES NI FANÁTICOS EN CARGOS PÚBLICOS

El problema tanto de los ignorantes, como del fanático, es que no hay argumentos

Es imposible, o al menos muy difícil, disimular la ignorancia, aunque todos los seres humanos, como dijo Sócrates, sólo sabemos que no sabemos nada. Sin embargo aunque un físico eminente sea un total ignorante sobre la cultura tibetana, la biología de las ranas o un millón de otros conocimientos, la madurez y autoridad intelectual que le da su preeminencia en una ciencia le concede una aura especial además de organizarle su cabeza. Para el sabio en algo, aprender otras cosas le toma una fracción del tiempo que requiere el ignorante, lo que se debe considerar al integrar un gabinete de gobierno.

A lo anterior hay que agregar dos advertencias clásicas: no hay peor sordo que el que no quiere oír ni ciego que el que no quiere ver. Es la sordera del Talibán, la ceguera del ideólogo y la insensibilidad del que odia. Es lo que caracteriza al individuo que se cree en posesión de la verdad absoluta, el que primordialmente mira hacia dentro y no hacia fuera. Es el problema de los mesiánicos y los que se suponen ungidos por Dios para dirigir a la humanidad.

Al escoger su gabinete, el Presidente electo debe cuidarse mucho de no caer en la trampa de los que creen haber encontrado la pomada mágica para los males que aquejan a nuestro pobre país.

Como señalamos ayer, la inmensa complejidad de las sociedades contemporáneas en lo social, lo económico, lo cultural, los intercambios y relaciones entre sí, demanda que las personas en cuyas manos se colocan responsabilidades públicas tengan conocimiento, sensatez, objetividad y además humildad. Esos funcionarios tienen la tarea, y la obligación, tanto de buscar respuestas sensatas a planteamientos, como de promover lo mejor para las partes involucradas.

La función pública no da lugar para revanchismos ni menos para emprender cacerías contra gentes y grupos que cumplen con la ley. Aunque se dan muchos casos de individuos que prosperan en ilícitos, esos siempre son la minoría.

Los sordos y ciegos ahuyentan inversión
Es importantísimo, además, una cuestión casi de supervivencia institucional, que los cargos públicos sean desempeñados por personas que ya saben, que tienen capacidad, pero que además saben que no lo saben todo. Y al saber que no lo saben todo, deben estar dispuestos a aprender de la gente y los sectores que los buscan.

El problema tanto de los ignorantes, como del fanático, es que no hay argumentos capaces de penetrar su sólido y granítico desconocimiento. Ese problema se presenta con frecuencia en las discusiones de representantes del sector productivo con políticos de izquierda: hay temas que simplemente no se entienden, como uno simple sobre los costos de producción o las dificultades para conseguir financiamientos.

Tampoco se logra persuadir respecto a la necesidad de cambiar de manera permanente tecnologías y sistemas, lo que demanda adicionales inversiones, más capacitación y, asimismo, prescindir de contratos e incorporar nuevo personal.

La fábrica "explotadora" del modelo marxista dejó de existir hace más de siglo y medio y fue reemplazada por operaciones de ensamblaje que se nutren de cientos de otras empresas del mundo entero. Por eso es vitalmente necesario que las autoridades hablen el lenguaje y estén al día con lo que pasa en el mundo económico. Se puede honrar y premiar a las momias políticas, pero nunca colocarlas donde sus traspiés e ignorancia destruyan riqueza y ahuyenten inversión.


Editorial de El Diario de Hoy