martes, 27 de enero de 2009

¿QUÉ HA PASADO, Y QUÉ CABE ESPERAR?

A la luz de los resultados de las elecciones para alcaldes y diputados, los estrategas de ARENA y el FMLN deben cuidarse de no extraer conclusiones erróneas.

Algunas cosas son simples y evidentes, pero otras son mucho más complejas y requieren un buen análisis.Aunque pudiera haber razones para pensar que algunas casas encuestadoras manipularon sus propios procesos de recolección de información o no los llevaron a cabo con la debida rigurosidad, lo único que ha quedado comprobado es que no nos dieron unas proyecciones acertadas de lo que habría de ser la votación el pasado 18 de Enero.

Sin embargo, de ahí no se puede concluir que sean igualmente desatinadas las proyecciones que han venido haciendo para la elección presidencial.

Y hablo deliberadamente de "proyecciones" porque, aunque las encuestas no pretenden ser instrumentos de predicción, la gente, incluidos los que realizan encuestas, tiene siempre una expectativa razonable de que los votantes se comporten con un alto grado de consistencia respecto de las preferencias que expresaron en la última encuesta previa a una elección; tanto más si esa encuesta ha arrojado resultados que no difieren significativamente de las tendencias que han sido identificadas a lo largo de varios meses.

¿Qué ha pasado hasta ahora y qué cabe esperar que ocurra en marzo? En el transcurso de varios meses, las encuestas de la UCA, UTEC y UFG proyectaron una persistente tendencia favorable al FMLN en las preferencias electorales.

Sin embargo, hay que observar que, con la excepción de algunos intentos de conocer las particulares preferencias para la alcaldía de San Salvador, ninguna de esas instituciones hizo los muestreos que debía haber hecho para poder estimar con precisión cuáles alcaldías y cuántos diputados ganaría probablemente cada partido.

En cada ocasión diseñaron muestras nacionales y de ellas derivaron gruesamente la fotografía para cada departamento y las simpatías globales de los electores hacia cada partido.

Es claro que las universidades buscaron principalmente conocer la intención de voto para la elección presidencial, distinguiendo entre simpatías hacia partidos y hacia candidatos.

Eso les dio, en términos generales, un amplio margen de superioridad del FMLN sobre ARENA, y una ventaja aun mayor de Mauricio Funes sobre Rodrigo Ávila.

Es posible que las universidades hayan cometido otras faltas éticas o técnicas, pero el no haber comunicado con claridad las limitaciones de su trabajo investigativo fue lo que dio pie a que el FMLN pudiera utilizarlo con fines propagandísticos.

Y nadie protestó por esa manipulación.Las encuestas han estado midiendo las preferencias electorales pero también han estado influyendo en ellas.

A medida que pasaba el tiempo, cada vez eran menos las personas que se atrevían a negar o siquiera poner en duda una ventaja tan holgada, constatada una y otra vez mediante encuestas que gozaban de mucha credibilidad.

Para no quedar como tontos, incapaces de aceptar una realidad tan evidente, mucha gente se fue sumando al coro de voces que vaticinaban un triunfo arrollador del FMLN, pero eso no significaba que hubiesen tomado una decisión firme de darle su voto a ese partido.

La gente tuvo a la vista también otras encuestas que pintaban un cuadro diferente. El Diario de Hoy (Borge y Asociados), La Prensa Gráfica (LPG Datos) y Telecorporación Salvadoreña (Consulta Mitofsky) publicaron encuestas cuyos resultados proyectaban diferencias mucho más reducidas entre el FMLN y ARENA.

Sin embargo, el FMLN y sus seguidores se encargaron de desacreditarlas con el argumento simplista y prejuiciado de que, por ser de derecha los referidos medios de prensa, sus encuestas no podían ser confiables.Así las cosas, los simpatizantes del FMLN amanecieron eufóricos el domingo antepasado, listos para un paseo de campo a lo largo y ancho del país.

La mayoría de areneros, en cambio, necesitaron un café bien cargado para encarar una jornada difícil. Algunos se quedaron en sus casas; otros se desplazaron a las urnas casi arrastrando los pies, como buenos soldados, con la dignidad necesaria para no rendirse sin pelear.Al final del día, quedó una vez más comprobado que la peor lucha es la que no se hace.

Contra todos los pronósticos que se daban por buenos, Norman Quijano conquistó la emblemática alcaldía de San Salvador y ARENA evitó una debacle en el resto de las votaciones.

El FMLN aumentó su número de diputados y gobiernos municipales, pero en la votación global su ventaja sobre ARENA resultó mucho más modesta de lo que esperaban; sólo 4 puntos porcentuales, no los 14 ó 17 ó 21 que auguraban las encuestas "serias".

Este último dato es la verdadera razón de las caras jaladas la noche del 18 en el 1316.

Teniendo por delante una elección presidencial, el análisis de los resultados de las pasadas elecciones se hace necesariamente buscando comprender el significado y los posibles impactos de lo ocurrido sobre lo que habrá de ocurrir.

Para ARENA, la principal conclusión es que todavía es posible el triunfo que hasta hace pocos días se veía cada vez más inalcanzable.

Para el FMLN, el mensaje es igualmente claro: de pronto está en riesgo lo que antes se creía muy seguro.Eso es lo que parece, pero nadie debe caer en el error de poner en boca de los números cosas que los números no necesariamente están diciendo. Más allá de un imponderable impacto en los ánimos de la gente, las posibilidades de cada candidato en la elección presidencial siguen siendo las mismas que siempre han sido, con la salvedad de que ahora ya no podemos estar tan seguros de que sabemos exactamente cuáles son.

El voto total que obtuvo cada partido para diputados es un buen referente para estimar lo que podría ser la expresa voluntad de los electores el 15 de marzo. P

ero que sea un buen referente no significa que deban excluirse otras consideraciones.De acuerdo a esos números, al FMLN le resultaría casi imposible un triunfo en primera vuelta, y una eventual segunda vuelta podría ser todavía más desventajosa.

Sin embargo, los votantes no necesariamente se comportarán en la presidencial como lo hicieron el domingo pasado.Es posible que mucha gente que le dio su voto a otros partidos para alcaldes y diputados mantenga firme su decisión de apoyar a Mauricio Funes.

Se ha pinchado la enorme burbuja roja, pero no todo era burbuja. El candidato efemelenista sigue siendo atractivo para mucha gente. La única diferencia es que, a partir de ahora y en virtud de la nueva vida que tiene ARENA, las cosas ya no serán tan fáciles para él. Hay tensión en sus filas y, por fin, tendrá rival en el otro lado de la cancha.

Los alineamientos ciudadanos para la elección presidencial no deben pensarse con las categorías obsoletas de izquierda y derecha.

Haya o no alianzas formales entre cúpulas partidarias, la gente votará como se lo dicte su buen juicio o su mal juicio. Ya lo he dicho muchas veces y lo repito nuevamente.

Ganará el que sepa conquistar o recuperar la confianza de la gente; el que logre proyectarse como un líder sensato, honrado y valiente, capaz de enfrentarse a cualquier poder, así sea el de su propio partido, para hacer lo que más conviene al país y a la mayoría de la gente.

JOAQUÍN SAMAYOA
http://www.elsalvador.com/especiales/2008/observador/

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