lunes, 2 de febrero de 2009

EL COMUNISMO NO ES LA SOLUCIÓN

Existen muchas razones para votar en contra de ARENA, pero existen todavía más razones para no votar por el FMLN. Entiendo que en El Salvador la gente está aburrida de los casi 20 años vividos con presidentes areneros. Entiendo que los problemas más graves del país aún no se han solucionado.

Los avances logrados en materia económica, de salud o educación han sido demasiado modestos para quienes aspiramos a ver que nuestro país supere el atraso tercermundista. Honestamente, entiendo la frustración de los millones de salvadoreños quienes, desembarazados de ideología o prejuicio particular, quieren ver un cambio en el país. Mas no entiendo como el FMLN pueda ser considerado -aunque sea veleidosamente- como el vehículo apropiado para este fin.

Por supuesto que el FMLN representaría un cambio, así como morirse representa un cambio para el paciente enfermo. Evidentemente, no todo cambio es bueno.

Entablar relaciones con la dictadura cubana y estrecharlas con la proto-dictadura chavista no es conveniente, porque distanciará a El Salvador de su principal soporte económico en los Estados Unidos. Apoyar a los narcoterroristas de las FARC, además de demostrar ineptitud moral, nos alejaría de la comunidad de naciones respetables. Mutar al sistema económico hacia un modelo dirigista como el que ha fracasado en todo el mundo ahuyentaría a la inversión, aumentaría el desempleo y agudizaría los problemas socioeconómicos del país. El socialismo al que se suscribe el FMLN es una ideología falsa, ampliamente refutada tanto en la teoría como en la experiencia.

El vehemente deseo de cambio ha hecho que muchos salvadoreños olviden la historia de su país y de sus partidos políticos. El FMLN fue fundado en La Habana, en 1980, apadrinado por el anciano déspota Fidel Castro, con el único propósito de establecer un estado marxista-leninista en El Salvador por la vía armada. En ese entonces, cuando la Unión Soviética todavía representaba aquella enorme mancha roja en el atlas -e incrementándose gracias a su invasión de Afganistán-, el FMLN no tenía aspiraciones democráticas.

En 1984, por ejemplo, la guerrilla (FMLN-FDR) decretó un boicot a la elecciones a pesar de la presencia de observadores internacionales, aplicando medidas militares para intimidar a la población. (En su diario, Ronald Reagan escribió que este evento suscitó su admiración hacia los salvadoreños por la valentía demostrada al ir a votar bajo las balas.) No fue sino hasta la caída del Muro de Berlín que el FMLN perdió su patrocinio y finalmente empezó a participar de buena fe en los Acuerdos de Paz, proceso que concluyó con la conversión de la guerrilla en un partido político.

Muchos que conocen esta historia sin descartar un voto por el FMLN se justifican en que el partido ha cambiado, que ya no es comunista, que con la muerte de Shafick Handal se renovó su liderazgo, y que la nominación de Mauricio Funes demuestra que esta es una izquierda moderna parecida a las socialdemocracias europeas. Sin embargo, la evidencia demuestra que, a pesar de sus disciplinados esfuerzos por aparentar moderación, los efemelenistas continúan copando su liderazgo con comunistas impenitentes.

Se nos dice que porque Funes no militó en la guerrilla, no comparte su ideología; razonamiento patentemente falaz, porque los jesuitas que le indoctrinaron en la UCA tampoco militaron oficialmente en la guerrilla, pero todos saben que poco les faltó para portar una AK-47 debajo de la sotana. No tiene que haberse sangrado hombro a hombro con los guerrilleros en el cerro de Guazapa para haberlos acompañado en su misión.

Las motivaciones de Mauricio Funes, profundamente hincadas en resentimientos personales y paradigmas subversivos, me hacen dudar de su capacidad para trascender el conflicto pasado y enfrentar los problemas del Siglo XXI. Ha hecho declaraciones descabelladas, como acusar a periodistas que no le son afines de pertenecer a un organismo paralelo al Organismo de Inteligencia del Estado, y pregonar insistentemente e irresponsablemente -incluso fuera del país-, que se está fraguando un fraude para favorecer a su rival en las elecciones. Sobre todo esto, por supuesto, no ha aportado ni una sola prueba.

Finalmente, para los cipotes que creen que el comunismo no puede ser tan malo, permítanme recordarles que ningún otro sistema de gobierno en la historia ha causado tanta destrucción, miseria y muerte como él. Si ustedes no votarían por un partido con proclividades Nazi, entonces ¿por qué están dispuestos a votar por un partido que hasta la fecha no ha renunciado a una filosofía que provocó la muerte de más de 100 millones de personas, diez veces más que las que perecieron por el Nazismo?

Los salvadoreños no podemos dejarnos engañar por lobos en piel de oveja. En verdad espero el día en que podamos alternar el poder sin poner en riesgo las instituciones democráticas y la libertad en El Salvador. Lamentablemente, mientras el FMLN sea la única alternativa, este día no habrá llegado.

NUEVA AMÉRICA CENTRAL
http://craguilar.wordpress.com/2008/11/24/el-comunismo-no-es-la-solucion/

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