lunes, 16 de febrero de 2009

LA DECISIÓN FINAL

A finales de los años 60 los comunistas y revolucionarios desarrollaron una conspiración con el objeto de crear las condiciones para un levantamiento armado.

En la Universidad Nacional se formaron los primeros grupos subversivos que comenzaron a secuestrar y asesinar a empresarios, personas acaudaladas y a diplomáticos; surgieron también sindicatos y asociaciones dominados por los comunistas, como Andes 21 de junio, que dirigió a los maestros para adoctrinar a niños de escuelas y jóvenes de secundaria y bachillerato, que además fueron entrenados en el manejo de armas.

En la iglesia y en los colegios católicos, los jesuitas introdujeron la Teología de la Liberación, cambiando la liturgia tradicional por homilías y charlas de convencimiento a los feligreses, que después pasarían a las filas de combatientes. Así vino la guerra con sus miles de muertos y la destrucción del país, dejándonos mucho odio entre los salvadoreños, además del inmenso dolor de huérfanos y familias divididas. Esto es lo que el FMLN nos dio y que 30 años después nos vuelve a ofrecer: más de lo mismo, o sea comunismo.

Por supuesto que lo hace en forma disfrazada; ahora la estrategia se concentra en convencer que tienen la solución a todos los problemas de los salvadoreños.

El FMLN se está presentando como un partido reorganizado y liderado por su candidato que envía mensajes con soluciones a la crisis económica y laboral que enfrentamos y que dolorosamente se complicará más en el transcurso del año. Aunque las causas son internacionales y afectan a todo el planeta, el candidato del FMLN tratará de hacer creer que la culpa es del gobierno y que sólo él podrá corregirla para felicidad de todos.

El candidato de ARENA y su equipo de trabajo, después de haber tenido que dedicar un valioso tiempo en la búsqueda de apoyo económico, ahora está en libertad de presentar su propia campaña publicitaria y explicar un completo plan de gobierno, basado en estrategias de estímulos y reordenamientos de la inversión pública, sin estar comprometidos con nadie.

Sus ofertas son realistas, prácticas y factibles, pues conocen sobre disponibilidad de recursos y las posibilidades que se pueden aprovechar al gobernar, pues los 20 años de gobierno que lleva ARENA en lugar de desgastar, otorgan toda la experiencia y el conocimiento profundo de la administración pública.

Por su lado, el FMLN insistirá más en su tema de "el cambio", a lo que inmediatamente se impondrá la pregunta: ¿el cambio de qué?
¿Se referirán a que triplicarán o cuadruplicarán los salarios de los trabajadores, o será que planean cambiar las casas que habitamos por mansiones, o que van a mejorar la situación económica regalándonos dinero todos los meses, o van a regalarnos ve-hículos y combustible para que cambiemos del transporte público, o van a poner médico y medicinas para cada ciudadano para que cuide su salud y la de su familia, o será que nos van a regalar propiedades y comida para que nadie tenga necesidad de trabajar? Si no es nada de lo anterior, entonces ¿cuál es el maravilloso cambio que ofrecen?

Los salvadoreños no son tontos y acaban de demostrarlo recientemente. Todos saben que al igual que en las cuatro elecciones presidenciales anteriores, tendremos nuevamente que elegir entre un gobierno democrático, que ha demostrado seguir un proceso ordenado y coherente para alcanzar cambios y mejorías para toda la sociedad o "cambiar" al FMLN, que es el verdadero partido comunista del país y que está decidido a convertir a El Salvador en otro satélite socialista del dictador Hugo Chávez (igual que Nicaragua, Bolivia y Ecuador).

Al momento de marcar la papeleta de votación, como siempre, el salvadoreño trabajador y honrado lo hará pensando en Dios, en su familia y en la patria querida; en ese momento quedarán atrás las mentiras, las amenazas, los chambres y las falsas encuestas. Con su conciencia tranquila, rechazará nuevamente al comunismo, al odio y al resentimiento, Esa será la gran decisión final.

Después vendrán las rebuscadas interpretaciones y los complicados análisis de aquellos que tratarán, inútilmente, de justificar otra derrota.

GUILLERMO GUIDO
http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=3341551

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