miércoles, 25 de febrero de 2009

LAS HABILIDADES DE RODRIGO ÁVILA

Tengo que reconocer en Rodrigo Ávila virtudes que están marcando desde ya el liderazgo que le imprimirá a su estilo de gobierno y en consecuencia a los destinos de nuestro querido país.

Desde el proceso interno para la elección del candidato a la Presidencia de la República por Alianza Republicana Nacionalista, Rodrigo demostró una sencillez que no necesitaba expresarse de viva voz para hacerse notar allá donde él acudía a realizar proselitismo en las primarias y la gente lo apoyaba.

Resistió los embates de la crítica interna y de la oposición política; nunca reclamó a sus correligionarios el apoyar a otros de los precandidatos y en las entrevistas a los medios de comunicación siempre fue él, genuino, transparente, diciendo lo que piensa sobre los distintos temas, sin necesidad de gesticular artificiosamente o de transformase en una persona distinta, únicamente con la finalidad de ganar votos y simpatía entre los correligionarios, que al final de cuentas serían los que con su voto a mano alzada elegirían al sucesor del Presidente Saca.

Así, con los atropellos propios de una democracia que apenas está dando sus primeros pasos al interior de ARENA, Rodrigo fue electo candidato el 15 de marzo de 2008. Siguieron las críticas por la conformación del COENA y los analistas políticos, gracias a la libertad de expresión con la que aún contamos en El Salvador, escribieron ríos de tinta sobre la presunta división al interior del partido de gobierno.

Rodrigo siguió su camino, buscando ahora quién sería su compañero de fórmula; esta decisión constituyó otro episodio en el que todos opinaron, bien y mal, no sólo acerca de la decisión que el candidato ya había tomado, sino sobre las cualidades del compañero que eligió para llegar a Casa Presidencial. Mantuvo su decisión en vilo durante varios meses, tolerando toda clase de críticas.

Una vez electo el candidato a Vicepresidente lo informó a su equipo y pidió respeto a su decisión. Finalmente no se equivocó, pues Arturo Zablah no sólo representa un paso más hacia la apertura del partido, sino también combina la experiencia con la fuerza que le da la juventud a Rodrigo.

El candidato por ARENA conformó luego su equipo de plan de gobierno; sostuvo intensas reuniones con cada uno de los coordinadores; discutió las propuestas e incorporó algunas que no habían sido tomadas en cuenta. Rodrigo supo escuchar y permitió que después de ocho meses, se diera a conocer el Plan de Gobierno quizás más completo en la historia de los eventos electorales en nuestro país.

Cumplió su promesa de sumar a su Plan aquellas ideas que los precandidatos sostuvieron a nivel nacional durante las primarias y pidió a los integrantes de Alianza por el Cambio que evaluaran el resultado del trabajo de más de mil seiscientos profesionales en las distintas áreas que integran el Plan de Gobierno.

Antes del 18 de enero, día en que Norman Quijano fue electo candidato a Alcalde de San Salvador, los ánimos y las críticas arreciaban contra Rodrigo y su equipo. Supo mantener la calma y la prudencia ante todos los comentarios que siempre en una elección surgen por la desesperación ante los resultados de las encuestas de opinión que presentan los medios de comunicación o las universidades. Si una virtud entonces ha distinguido al candidato ha sido la tolerancia.

Hoy, en la recta final hacia las elecciones presidenciales, no faltan quienes se encargan de generar rumores y ruido dentro de los partidos políticos. Pero la gran ventaja de Rodrigo, es que en ARENA lo que había era un disgusto y "moretes" por parte de aquellos que apoyaban a uno u otro candidato en las elecciones primarias; no había división. Entre uno y otro estado, existen grandes diferencias.

Rodrigo supo transformar los disgustos en apoyos; lo hizo con su siempre sincera expresión de decir lo que piensa y hacer lo que dice. Una división real aún mantendría al partido fuera de base para las elecciones del 15 de marzo.

En el tramo final de la campaña, Rodrigo debe hacer valer más que nunca sus grandes habilidades y cualidades. Su "don de gente" y la clara visión para poner en marcha un Plan de Gobierno que seguirá transformando a El Salvador son sus grandes herramientas.

Todos han dicho que la oratoria no es una de sus principales características; lo dijo su esposa en una entrevista que se publica en El Faro.

Pero es de justicia reconocer, que ha podido más la paciencia, la humildad, la originalidad con la que Rodrigo ha podido sortear los obstáculos de esta campaña.

Demostró habilidades muy importantes en cada uno de los foros a los que ha acudido a presentar sus propuestas, específicamente en materia de vivienda y salud.

Reconoció los problemas que aún existen en estas áreas y se comprometió ante los especialistas que lo interrogaron y el público asistente, a implementar cada una de sus propuestas y de las recomendaciones que le dieron los expertos.

Rodrigo supo lidiar con el proceso interno, con las críticas de analistas, con su propio partido al elegir a los candidatos a alcaldes y diputados; matizó siempre con respeto el involucramiento del Presidente Saca en su campaña y le dio el puesto que merece este último, al haber terminado con aquella idea que lo social era de exclusiva responsabilidad de la izquierda.

Supo crear ese delicado equilibrio que en toda elección existe, máxime cuando se es candidato de un partido que ya cuenta con tres ex presidentes de la República y uno más a partir del 1º de junio. Creó la Comisión Política y les dio a los presidentes el papel que les corresponde. Ahora le toca enfrentar el último reto: gobernar con el corazón y hacer que las esperanzas que el pueblo salvadoreño depositará en las urnas en marzo próximo, pasen a ser realidades concretas.

Luis Mario Rodríguez, Abogado, con maestrías en Derecho Empresarial y Ciencia Política.
http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=3382434

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