viernes, 6 de febrero de 2009

LA MADRE DE LAS BATALLAS

El Salvador ha entrado a un proceso electoral interesante, completamente desconocido en los últimos 25 años de nuestra democracia moderna (1984 a la fecha). Los institutos políticos que hace tres meses se embriagaron de entusiasmo para correr tras la presidencia y vicepresidencia de la República, en menos del término de inquirir -- 72 horas -- dejaron con los “colochos hechos” a su militancia.

En la Democracia Cristiana hubo madurez y pragmatismo de parte de los postulantes, no así en el Partido de Conciliación Nacional (PCN) donde el Lic. Tomás Chévez, que había aderezado su cabello para lucir bien ante las cámaras, se rehusó a que le despeinaran el bucle los egregios masones de la dirigencia pecenista.

Como expresé en un programa de radio esta mañana (Radio El Salvador), Chévez fue defenestrado por majadero e insurrecto, aunque viendo el apoyo que este día le dieron algunos pastores que trabajan como activistas encubiertos del partido rojo, parecen tomar forma las acusaciones de que había “mano peluda” en su rara obstinación de seguir como candidato pecenista. La pataleta de Chévez ha ido lejos, y no me cabe la menor duda que los pastores colorados lo usarán para menoscabar la alianza del PCN con ARENA, dando protagonismo a la insurrección de Chévez, quien se ha vuelto apetecible para la farándula periodística.

Creo, sin embargo, que el recurso de la pataleta de Tomás Chévez para nada incomodará a los zorros curtidos de la dirigencia pecenista. La mesa está servida para ARENA y el FMLN; y todo parece indicar que las elecciones del 15 de marzo del 2009 serán LA MADRE DE LAS BATALLAS.

Parodiando a la lucha libre, se peleará “máscara contra cabellera”, en lo que muchos consideran será una segunda vuelta anticipada.

Pero, ¿Será que los políticos están diciéndonos toda la verdad? La Biblia dice: “23Compra la verdad, y no la vendas; La sabiduría, la enseñanza y la inteligencia”, y este refrán es una oportuna sugerencia para los líderes de derecha que, más que pensar en la distracción infantil montada por Chévez y los pastores rojillos, deberán preocuparse en exorcizar a los demonios del resentimiento y la inconformidad que han invadido a un fuerte sector de la clase media.

Ciertamente vivimos en un mundo de permanente contienda entre dos expresiones espirituales: el delicado poder del bien y el grosero poder del mal.

El primero construye, crea armonía, es compasivo, trabaja y genera prosperidad cuando está asido a la Verdad. En contraste se presenta el poder del mal, que es engañoso, tiránico, destructor de sueños y demoledor de esperanzas y de bienestar. Este poder favorece la crueldad, los vicios, el odio de clase, el egoísmo, el aborto, las uniones entre homosexuales, la miseria moral y las revoluciones.

Ha estado (y aún lo está) detrás de todos los alzamientos, desórdenes y desestabilización y, en algunos países europeos, asiáticos y africanos ha generado persecución religiosa y engaño.

Su propósito es aparatar paulatinamente, o de ramplón, a los creyentes que aman la libertad, la Verdad, la moral cristiana y la espiritualidad. Prov. 23: 23 dice: “ 23Compra la verdad, y no la vendas”.

Las mentiras repetidas una y otra vez van apartando de la Verdad a los pueblos, hasta arrancar de los hombres y las mujeres los valores positivos, con todas las secuelas desastrosas que ya conocemos.

Debemos tener cuidado con las opciones que se nos van a presentar en estos 36 días; debemos pedir dirección a Dios para escoger a las personas por sus cualidades, principios, antecedentes y calidad moral.

Nos corresponde evaluar los valores positivos que cada candidato representa, no a partir de la actual campaña, sino de toda su vida. No podemos correr el riesgo de caer ingenuamente en la simulación que nos puede llevar a la brutalidad de otros sistemas donde las ideologías totalitarias han robado el sueño, la felicidad y el progreso de los pueblos, y donde los cristianos han debido sorber persecución y martirio.

Debemos huir de los sistemas tiránicos que han sido confiados a los poderes espirituales malignos.

Generalmente, la clase política no conoce la Palabra de Dios, y si medio la saben sus intereses se manejan mejor aplicando un pragmatismo sagaz para conseguir el poder. Pero, hay entre algunos políticos con un pasado de muerte, algunas filosofías que están estratégicamente ocultas, que nunca van a exteriorizarse en una campaña política.

Eso es lo que tenemos que saber discernir, porque, como dice San Pablo, “9 los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición”. (1ª Tim. 6: 9)

El fomento a la lucha de clases pervirtió gravemente a la generación de los años setenta, y puso los cimientos para el conflicto sangriento que sufrió El Salvador desde 1980 a 1992. Cuando muchos se presentaron como redentores de los pobres, encubiertos por algunos religiosos de la teología de la liberación, ofrecieron a los estudiantes, campesinos y obreros “el oro y el moro”; pero, únicamente les dejaron un legado de muerte y destrucción.

Decían luchar por los pobres y generaron la más abyecta pobreza. Aquellos “campeones de los pobres” ahora pululan dentro del sistema que quisieron destruir.
Lamentablemente, algunos seminaristas de antaño ahora son pastores evangélicos que están encabezando movimientos de desestabilización entre el verdadero Cuerpo de Cristo.


Su filiación es ampliamente conocida porque pomposamente se jactan de haber recibido vehículos carísimos, relojes Rolex de oro, un séquito de guarda espaldas y una vida fastuosa de los padrinos del partido de izquierda, donde sobresalen algunos Maestros Supremos de la masonería.

Las cosas han cambiado mucho dentro de la Iglesia. La polarización ha llegado para quedarse, y no creo que las cosas mejoren después del 15 de marzo. Pareciera que la “orden de batalla” es continuar favoreciendo la confrontación y la lucha de clases desde otras trincheras. Se está reeditando el ambiente de los años setenta, hay ausencia de valores cristianos en los pastores comprometidos con la cúpula marxista del partido rojo y, a como dé lugar, quieren construir la utopía que sus pares ofrecieron desde 1929, cuando se formó la primera célula comunista en El Salvador.

¿Qué razones pudieran estar moviendo el corazón de los pastores agitadores que ahora están usando al hermano Tomas Chévez como estandarte?

San Pablo lo dice: “3Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 4está envanecido, nada sabe” (1ª Tim. 6:3,4). El futuro cercano de El Salvador es preocupante. Quien gane las elecciones el 15 de marzo será el próximo presidente del país, a partir del primer día de junio. Y tendrá el control absoluto de los servicios de inteligencia, sean estos del Estado, de la Fuerza Armada o de la Policía Nacional.

Si llegara alguien que no aprecie las libertades, ni la democracia, ni los derechos humanos, y, peor aún, cargara un fardo de resentimiento en su corazón, de cierto se nos vienen días en que muy pocos estaremos seguros.

La carnada engañosa está prendida en el anzuelo; y dependiendo quien gane LA MADRE DE LAS BATALLAS sentiremos reposo o angustia, serenidad o zozobra. Hay cicatrices abiertas en el corazón de la izquierda, y, de seguro, querrán la revancha de la forma más insensata; y los pastores rojillos se cebarán de gusto.

Los dos extremos políticos seguirán polarizados, con menoscabo de la tranquilidad que necesitamos para sortear la crisis mundial. Dependerá de nosotros dar una mayoría impresionante al próximo Presidente para que llegue al poder con legitimidad, y se conjuren las tinieblas que ahora se ciernen sobre nuestro país.

Pidamos la sabiduría de lo alto, y no dejemos de orar por nuestras familias, por la Iglesia y por nuestro país. Reflexionemos y tomemos la mejor decisión.

KIRIO WALDO SALGADO

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