martes, 3 de febrero de 2009

UNA PIEDRA EN EL ZAPATO

Hace dos décadas, cuando una sangrienta guerra civil estremeció este pequeño país, José Luis Merino, guerrillero entrenado en Moscú, comandaba las operaciones militares del Partido Comunista. Líder de un comando especial urbano llamado U-24, Merino, más conocido por su nombre de guerra –Ramiro Vásquez–, era un hábil operador clandestino: ideó más de una docena de asesinatos de alto perfil y al menos cinco secuestros, según afirman algunos de sus ex compañeros.

Cuando la guerra terminó en 1992, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) se convirtió en partido político. En los últimos tres años, siempre eludiendo los reflectores de la opinión pública, Merino, miembro de la Comisión Política del FMLN, se ha ido apoderando calladamente del partido, cuyo candidato presidencial, Mauricio Funes, es el favorito para ganar las elecciones en marzo próximo.

Últimamente, Merino, un hombre fornido y de cara redonda, de 53 años, se ha visto obligado, contra su voluntad, a salir de la sombra.

Los mensajes hallados en la computadora de Raúl Reyes, el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), muerto en un bombardeo realizado en marzo por tropas del Ejército de Colombia a su campamento en Ecuador, sugieren que Merino era un conUna piedra en el zapatotacto clave entre las FARC, oscuros traficantes de armas y funcionarios del gobierno de Hugo Chávez.

Hasta ahora, gran parte de la atención en torno a los documentos encontrados en la computadora de Raúl Reyes se ha concentrado en la relación entre Chávez y la guerrilla.

Los documentos de las FARC muestran que, en 2007, Chávez apoyaba de manera entusiasta –y quizá ayudó a armar– a los 9,000 hombres de la guerrilla más antigua de América Latina. Las FARC financian sus actividades con dinero del narcotráfico, mantienen cerca de 700 secuestrados, y son consideradas un grupo terrorista tanto por Estados Unidos como por la Unión Europea.

En junio pasado, en un sorpresivo cambio en su actitud pública, Chávez pidió a las FARC que liberaran a todos los secuestrados y que depusieran las armas, en lo que muchos analistas consideran una reacción a la pésima imagen generada por los documentos de la computadora. Pero hoy en día, altos funcionarios del gobierno colombiano están preocupados de que en realidad Chávez siga comprometido con las FARC y hasta les esté ayudando a conseguir misiles tierra-aire.

Pero los documentos también revelan que las FARC tienen una red de apoyo internacional que va desde Madrid hasta México, y desde Buenos Aires hasta Berna. Y Merino, según sugieren los documentos, es el vínculo clave en esa cadena internacional: el hombre de las FARC en El Salvador, y uno de los arquitectos en un posible negocio de armamento que incluye desde rifles para francotiradores hasta misiles tierra-aire.A medida que la campaña política en El Salvador se pone más candente, Merino ha surgido como uno de los operadores clave de Hugo Chávez en el esfuerzo de Venezuela por ayudar a que el FMLN llegue al poder.

El pasado mes de junio, un jet de la empresa estatal petrolera de Venezuela recogió a Merino y a otros personajes del FMLN que tienen que ver con el programa que suministra diesel a precios bajos a El Salvador, y los trasladó hasta Caracas.

Para Chávez, quien ha invertido buena parte de su bonanza petrolera en El Salvador, una victoria del FMLN, en el muy olvidado pero alguna vez sangriento campo de batalla de la Guerra Fría, sería una resonante derrota para Estados Unidos.

Para el partido gobernante, Arena, de tendencia centro-derechista, cuyo candidato presidencial está una decena de puntos detrás del aspirante del FMLN en las encuestas, los correos que vinculan a Merino con las FARC han sido una bendición.

Hasta el presidente Antonio Saca ha terciado en la controversia política que ha convertido a Merino en un obstáculo político potencial para el triunfo del FMLN. “Estamos hablando de la persona más importante de ese partido”, dijo Saca en una entrevista, haciendo referencia a Merino, quien, según el presidente, es el padrino político del candidato Funes.

“A nosotros nos preocupa que el FMLN esté envuelto en el tráfico de armas”. El fiscal general de El Salvador está investigando el supuesto tráfico de armas de Merino, agregó.

Merino se rehusó en varias ocasiones a concedernos una entrevista. A pesar de ser uno de los políticos más poderosos de El Salvador, evita los medios y sólo ha concedido tres entrevistas a todo lo largo de su carrera.

Tanto el FMLN como Funes, el candidato a la presidencia, han salido en defensa del ex comandante de la guerrilla. Funes dijo que Merino le había asegurado que no tenía nada que ver con las FARC.

“No hay razón alguna para que yo no le crea”, dijo Funes, un popular comentarista de televisión.

El más preocupante de los documentos de la FARC es un correo electrónico fechado en septiembre de 2007 y escrito por Iván Márquez, el contacto más importante de la guerrilla colombiana con el gobierno de Venezuela.

En el mensaje al secretariado de las FARC, el órgano de dirección de la guerrilla, Márquez dice haber contactado a dos traficantes de armas australianos gracias a los buenos oficios de “Ramiro (Salvador)”.

“Los amigos de Ramiro”, como los describe Márquez, podían resolver el más apremiantes problema de las FARC: la obtención de armas y munición. “Ellos tienen todo lo que necesitamos a precios muy favorables: rifles, ametralladoras PKM, Drugunovs con mira telescópica de Rusia para los francotiradores(...) misiles. Todo de fabricación rusa y china –escribió Márquez–.

Tienen una granada termobárica que destruye todo en espacios confinados (como las bombas que usaron los gringos en los escondites de Al-Qaeda) por 800 dólares”.

También disponible: lo último en misiles chinos tierra-aire a 93,000 dólares la unidad.

Pero los traficantes de armas dicen que es buena idea combinarlos con misiles antiguos provenientes de Rusia para ocultar el origen de las armas, y para “confundir, desviar o al menos generar la sensación de que la guerrilla cuenta con una mezcla de equipo, y que no todo es chino”.Otros mensajes que mencionan a los australianos sugieren que parte de las armas fueron entregadas a las FARC en Venezuela.

“El hombre que cojea (los oficiales militares colombianos creen que se trata del ministro del interior de Venezuela, Ramón Rodríguez Chacín, quien se retiró del cargo en agosto, unos días antes de que Estados Unidos lo pusiera en la lista negra por ayudar a las FARC) es el encargado de la primera serie y de la logística”, escribió Márquez dos meses más tarde.Pocos detalles se conocen acerca de Merino, hijo de un capataz de finca que nació en cercanías de la capital en 1953.

“Era muy independiente”, dice Sigfredo Merino, su hermanastro, quien administra una empresa de manejo de desperdicios que se cree es controlada por su hermano mayor.Ex guerrilleros entrevistados para este reportaje dicen que Merino, miembro de las juventudes del Partido Comunista, estudió inteligencia en una exclusiva academia militar soviética, y tomó cursos de guerra de guerrillas en Cuba, como lo hicieron muchos de sus compañeros de armas.

Cuando estalló la guerra civil en El Salvador, después del golpe militar de 1979, el Partido Comunista fue una de cinco organizaciones que, a solicitud del dictador cubano Fidel Castro dejaron de lado sus rivalidades personales y sus divisiones ideológicas para formar, en 1980, el FMLN.

Por más de una década, el FMLN, en ese entonces la guerrilla más exitosa y de mayor tamaño de América Latina, luchó contra el Ejército de El Salvador –que contaba con el respaldo de Estados Unidos–, en un conflicto tristemente célebre por sus atrocidades –la mayoría cometidas por el Ejército en cerrada alianza con escuadrones de la muerte– y que cobró la vida de 75,000 personas.

Durante la guerra, Merino estaba a cargo del ala armada del Partido Comunista, llamada la FAL, que contaba con una fuerza de choque de cerca de 400 hombres esparcidos en las laderas de los volcanes que rodean a la capital. En las montañas, Merino demostró su inclinación por el sigilo.

Un ex guerrillero recuerda que cuando un equipo de periodistas de televisión se apareció por allá en 1991, Merino envió a un subalterno para que hiciese las veces de comandante, mientras él miraba todo desde la distancia. Merino era considerado un buen líder, que no hostigaba sexualmente a las mujeres guerrilleras bajo su mando, y con frecuencia les daba a sus hombres chocolates y linternas para que pudieran ver los mapas en la noche.

Pero más importante que su liderazgo en la relativamente pequeña guerrilla rural del partido, fue el mando por parte de Merino de sus bien organizadas y experimentadas células guerrilleras urbanas.

Durante la guerra, esas células fueron culpadas de al menos una docena de asesinatos de alto perfil, diseñados para crear confusión entre los altos mandos del gobierno.

En un tristemente célebre asesinato cometido en 1989, uno de los hombres de Merino, a bordo de una motocicleta, logró asegurar una carga explosiva sobre el techo de un vehículo blindado en el cual se transportaba Roberto García Alvarado, fiscal general de El Salvador, matándolo en la explosión.

“Desde el punto de vista técnico fue una gran operación”, dice con admiración un ex guerrillero que trabajó en inteligencia en otra de las cinco facciones del FMLN. Ese mismo año, los sicarios de Merino atacaron de nuevo.

Al percatarse de que Antonio Rodríguez Porth, ministro de gobierno del presidente Alfredo Cristiani, había discutido fuertemente con otro poderoso –y violento– líder de su partido, los sicarios de Merino asesinaron a Rodríguez Porth e hicieron parecer que el crimen había sido realizado por la otra facción del partido de gobierno, cuentan algunos ex guerrilleros.La guerrilla se desmovilizó luego del tratado de paz que se firmó en 1992.

Pero el Partido Comunista, temiendo que la paz no fuera duradera, y reacio por tanto a deponer las armas, dejó intactas sus estructuras urbanas de casas seguras y operadores con experiencia al mando de Merino, señalan algunos ex guerrilleros.Inclusive después de entrado en efecto el tratado de paz, estos diestros guerrilleros del Partido Comunista fueron responsables de una serie de secuestros de alto perfil, según fuentes de inteligencia de El Salvador.

El más notorio de estos secuestros fue el de Andrés Suster, de 15 años, hijo de Saúl Suster, un hombre de negocios y amigo cercano del ex presidente Alfredo Cristiani, cometido en 1995. En una operación estilo comando, media docena se secuestradores agarró al joven Suster cuando iba camino al colegio.

El niño fue mantenido en un pequeño espacio subterráneo por 354 días mientras que sus secuestradores negociaban esporádicamente con la familia.

Suster tuvo que pagar cerca de 150,000 dólares para lograr la liberación, dejando el dinero en tres bolsas que fueron transportadas en helicóptero hasta las laderas de un volcán en cercanías de San Salvador, la capital del país.

Unos meses después de la liberación de Andrés Suster, la policía de El Salvador en conjunto con el FBI de Estados Unidos encontraron la caleta subterránea donde era mantenido con otros secuestrados. En su interior la policía halló un arsenal, incluyendo lanza granadas, cohetes RPG-7, y fusiles automáticos.

También se hallaron documentos que condujeron a la policía a otra casa segura, provista también de caleta subterránea, la cual fue posteriormente reconocida por tres víctimas de secuestro como el lugar donde fueron mantenidos. La segunda era de Raúl Granillo, conocido por su nombre de guerra de comandante Marcelo, lugarteniente de Merino durante la guerra. Granillo, quien fue condenado en ausencia por el delito de secuestro, escapó del país. Se cree que se radicó en Cuba. Su esposa e hija también fueron condenadas y sentenciadas a 45 años de cárcel.

Un documento oficial salvadoreño sindica a Merino de estar al mando de la organización secuestradora. Un perfil de inteligencia de Merino dice que él fue uno de los autores intelectuales de los secuestros ejecutados por Granillo, quien continúa fugitivo. Pero Merino nunca fue acusado.Uno de los correos electrónicos de Raúl Reyes sugiere que el FMLN puede haber participado en una alianza estratégica en Panamá con la guerrilla colombiana, que se vale del secuestro como su principal fuente de ingresos.

Es más, País Libre, una respetada organización de derechos humanos de Colombia, dice que las FARC mantienen secuestradas a 700 personas por razones económicas, sin incluir los 25 plagiados que califica de prisioneros de guerra y a quienes quiere intercambiar por guerrilleros presos en las cárceles de Colombia.

Según el correo electrónico, dos delegados del FMLN, identificados como Héctor Acevedo y Ramón Suárez, visitaron a Reyes para discutir la obtención de asistencia financiera de la guerrilla para las elecciones presidenciales de 2004. Los salvadoreños, dice Reyes, necesitan cinco millones de dólares pero tienen sólo 1.5 millones y “quieren nuestra ayuda”, escribió Reyes.

Nosotros les podríamos sugerir que hagan inteligencia en Panamá sobre objetivos económicos de 10 ó 20 millones de dólares, y podríamos ejecutar el operativo en conjunto y repartirnos la utilidad por mitades”, escribe Reyes.

En Panamá, los funcionarios de la policía de esa época dicen que no tienen registro de que se hayan llevado a cabo tales secuestros.En un correo electrónico de 2005, Reyes narra otra visita de “Ramiro” –Merino–, quien alardea de que ha recuperado el control total del FMLN y ha reorientado al partido hacia la “conquista del poder verdadero”. Luego de perder las elecciones de 2004, el líder del partido y candidato perdedor Shafik Handal y su protegido, Merino, habían purgado exitosamente al FMLN de rivales potenciales que querían reorientar el partido hacia líneas socialdemócratas más moderadas.

Los cambios en el FMLN hicieron que Merino concediera su primera entrevista formal, 13 años después de terminada la guerra civil.

Hablando con El Faro, un diario en línea, Merino dijo que él no creía que Cuba fuese una dictadura, y habló con nostalgia de la desaparecida Unión Soviética, a la cual tildó de ser “uno de los más justos” sistemas políticos de la Tierra.

Pero lo que causó estupor fue su cruda visión del FMLN. Todavía un marxista leninista convencido, Merino definió al FMLN como un partido “antisistémico” cuyo objetivo era alcanzar el poder y mantenerlo. El FMLN, dijo Merino, “no fue ni debería ser” un movimiento político “pluralista”.

El año siguiente, durante un curso para cuadros del FMLN, Merino dijo que había que “unir la lucha electoral con la lucha en las calles”.

Sus palabras fueron proféticas. Unos meses más tarde se produjo un brote de violencia, luego de que un militante del FMLN, miembro de un grupo juvenil armado controlado por Merino, abrió fuego durante una manifestación en la universidad, asesinando a dos policías.

Cuando la policía se preparaba para tomar la universidad por asalto, Merino trabajó tras bambalinas para mantener controlada la situación.

En un correo electrónico encontrado en la computadora de Reyes, Merino alardeaba de haber conocido al jefe de estación de la CIA en El Salvador, quien organizó una reunión con el presidente Saca. Como resultado de esa cita, la crisis se resolvió, le comentó Merino a Reyes, según el correo. “El agente de la CIA le preguntó a Ramiro si tenía relaciones con las FARC.

Él lo aceptó y dijo(...) que tenía un gran respeto por el Camarada (Manuel) Marulanda (e l líder máximo) y por otros jefes de las FARC”, dice Reyes. La CIA se negó a hacer comentarios.

Un asistente de Saca dice que dos hombres hablaron por teléfono con él en la época para solucionar el problema.La relación entre Merino, el FMLN y las FARC parece remontarse al menos a 1997. Algunos ex camaradas creen que Merino y el fallecido Handal buscaron ese año la ayuda de las FARC, luego de que su grupo perdiera el control del FMLN en una asamblea que dejó al partido en manos de una facción más moderada.

Para 2001 la relación estaba en plena bonanza. Ese año el FMLN organizó un congreso de solidaridad internacional con las FARC, en el cual participaron delegaciones de muchos países de América Latina.

En esa época, según el inventario de propiedades de las FARC ordenado por Reyes en 2001, la guerilla colombiana tenía una casa segura en los suburbios de San Salvador, la capital, al igual que un vehículo equipado con caletas o escondites, el cual dejaron al cuidado de Merino. “La casa requiere de algunas mejoras”, escribió Rychy, un líder de las FARC, en un correo electrónico en el que se describían los bienes de la guerrilla.

Mucho del poder de Merino al interior del partido descansa en su red de negocios con Chávez y con otros funcionarios de Venezuela. Por años, Chávez ha estado moviendo sus brazos petroleros en El Salvador.

En 2006, mediante un acuerdo negociado en parte por Merino, Chávez estableció una alianza estratégica entre la estatal petrolera venezolana y un grupo del municipios controlados por el FMLN a los que Venezuela les vende diesel pagaderos en un 60 por ciento en efectivo.

El restante 40 por ciento del precio se cancela mediante un crédito a 25 años a bajo interés. Eso le permite al FMLN, que controla cerca de 20 por ciento del diesel que se consume en El Salvador, venderlo a 30 centavos de dólar menos por galón. Los funcionarios del gobierno temen que eso le otorgue al FMLN un flujo constante de efectivo que dirige a la campaña presidencial de 2009.

Y ese temor es compartido por políticos de Estados Unidos. En febrero pasado, Michael McConnell, director de Inteligencia de Estados Unidos, le advirtió al Congreso que era de esperar que Chávez contribuyera “generosamente a la financiación de la campaña” del FMLN a lo largo del año.

El petróleo no es el único renglón en el cual Merino ha logrado combinar la política con los negocios. Los servicios de inteligencia de El Salvador dicen que Merino dirige una red de empresas que negocian primordialmente con los municipios controlados por el FMLN, desde bienes raíces, hasta desperdicios sólidos.

Los correos hallados en la computadora de Reyes sugieren que Merino tiene una serie de intereses empresariales con las FARC, al igual que con el gobierno de Venezuela. Un correo de 2004 enviado a Reyes por un miembro de las FARC, informa de una conversación adelantada en Caracas con Merino –“Ramiro”– y un socio belga acerca de la posibilidad de que el FMLN y las FARC se asociaran para obtener contratos del gobierno municipal de Caracas controlado por Chávez y de la estatal petrolera de Venezuela en una gran variedad de áreas –desde el manejo de desperdicios sólidos hasta el turismo–.

“Acordamos repartirnos las utilidades entre el FMLN, los belgas y nosotros,” escribió el miembro de las FARC.En El Salvador, el mayor generador de recursos de Merino es una empresa llamada CAPSA, que opera el segundo mayor relleno sanitario del país, y tiene contratos para la remoción de basuras con 52 municipios, muchos de ellos controlados por el FMLN. Funcionarios del gobierno sostienen que CAPSA puede estar siendo utilizada para proveer fondos para la campaña presidencial del FMLN.

El director de CAPSA es el hermano menor de Merino, Sigfredo, de 40 años. Este joven, quien –como la mayoría de su familia– emigró ilegalmente a Estados Unidos para escapar de la guerra y la pobreza, estudió administración de empresas en California State University, en Los Ángeles, mientras su hermano mayor, José Luis, estaba en las montañas de El Salvador con la guerrilla.

“Yo me fui a buscar el sueño americano”, dice Sigfredo, hoy ciudadano de Estados Unidos. Su hermano, José Luis, “era tan buen guerrillero que nadie sabía que pertenecía a la guerrilla”, dice Sigfredo. “Su trabajo es la política, mientras yo soy un empresario –agrega Sigfredo–. Nosotros no hablamos mucho de política”.

Sigfredo dice que él administra CAPSA, y que Merino no tiene nada que ver en la empresa. Pero Orlando Mena, alcalde de Santa Ana, quien fue expulsado del FMLN luego de un altercado con José Luis Merino, no está de acuerdo.

“Él es el dueño de CAPSA –dice Mena–. Él fue quien negoció directamente conmigo”. En 2003, dice el alcalde, Merino lo buscó para que renovara el contrato de recolección de basuras del pueblo. “Dijo que 15 por ciento se destinaría al FMLN. Que era la contribución del municipio para el partido”. Después de media docena de reuniones con Merino, Mena no renovó el contrato, valorado en un millón de dólares por año.

Durante una reunión en Mr. Donut’s, Merino le pidió que reconsiderara, o si no arriesgaba su carrera política.“Usted nos da el contrato o usted no será candidato”, le comentó Merino. Al final no lo hizo y al poco tiempo Mena fue llevado ante el comité de ética del FMLN y expulsado del partido.“En el FMLN hacen lo que Ramiro ordena”, dice Mena.

José De Cordoba
http://www.poder360.com/article_detail.php?id_article=1141

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