jueves, 16 de abril de 2009

LAS DOS DÉCADAS DE ARENA

(Primera parte)
El uno de junio de 1989, Joaquín Villalobos acompañado de algunos comandantes miraba atento la televisión en el puesto de mando guerrillero. Alfredo Cristiani estaba pronunciando su discurso de toma de posesión de la presidencia de la República. Alianza Republicana Nacionalista había ganado las elecciones presidenciales y la incertidumbre se había apoderado del mando guerrillero.


Por un lado estaba asumiendo el poder un partido cuya principal característica era el anticomunismo. Su principal líder y fundador, mayor Roberto d'Aubuisson, era uno de los principales enemigos de la guerrilla a quien vinculaban a los terribles escuadrones de la muerte, que entre 1979 y 1982 se adjudicaron millares de asesinatos de militantes de izquierda.

No pocos pensábamos que Alfredo Cristiani sólo sería una especie de pantalla, para que el mayor y la Fuerza Armada, ya sin las camisas de fuerza que les imponía la ayuda del gobierno de Estados Unidos, se embarcarían en una guerra total.

Imaginábamos el uso de bombas de napalm de manera masiva en las zonas controladas por la guerrilla, el exterminio de población civil en esas zonas y el asesinato de los líderes de las organizaciones populares en las ciudades. Un baño de sangre aún más grande que el que estábamos viviendo.

Y de pronto Cristiani ofrece al FMLN una solución política negociada al conflicto, a través de un diálogo serio y reservado. No sé si Joaquín Villalobos ya sabía algo del asunto, pero recuerdo que lo vi sorprendido. Desde finales de 1987 se venía preparando la más grande ofensiva militar contra un régimen que había demostrado, según el discurso guerrillero, preferir la solución militar a la salida negociada. Nos referimos al gobierno de Napoleón Duarte, al que llamábamos "la dictadura militar demócrata cristiana".

La verdad es que el FMLN intentó entre 1980 y 1981, copiar casi de manera mecánica la forma en que los sandinistas habían tomado el poder: la unión de las tendencias o grupos, la simbología, el nombre, el esquema de dirección conjunta y el lanzamiento de una ofensiva militar para provocar el alzamiento generalizado del pueblo contra la dictadura. Pero las diferencias entre los dos procesos, si bien tenían puntos comunes, eran muchas.

La principal era que los sandinistas se habían enfrentado a una dictadura personal repudiada por casi todos los sectores nicaragüenses y el mundo entero. En el país el golpe de Estado del 15 de octubre había llevado al poder a una serie de juntas de gobierno conformadas por militares y civiles, que mantenían un discurso de moderación y promesas de convocar a elecciones para restablecer el orden constitucional. No se podía hablar, en el caso salvadoreño, del clásico tirano como Somoza.

Cuando Duarte ganó las elecciones en 1994, el FMLN quedó haciendo la guerra a un gobierno surgido de elecciones. Ciertamente fueron unos comicios en medio de la guerra, pero elecciones al fin y al cabo. Por eso es que Joaquín Villalobos ideó el término de "dictadura militar demócrata cristiana". La verdad es que el gobierno de Napoleón Duarte encontró su principal apoyo en el gobierno de Ronald Reagan y su firme determinación de parar el avance comunista en Centro América y el mundo.

Napoleón Duarte no tenía casi ningún apoyo interno para impulsar una salida negociada a la guerra. El FMLN por su parte, estaba convencido que en algún momento podría derribar al gobierno al que consideraban débil y cada vez más impopular. Por eso, entre otros factores, ARENA ganó las elecciones presidenciales de 1989 y allí estábamos ahora viendo a Alfredo Cristiani, lanzando una sorpresiva oferta de solución política negociada.

Joaquín Villalobos de inmediato convocó a una serie de reuniones tanto del ERP como de la Comandancia General del FMLN, para construir los términos políticos en que se respondería de manera oficial a la propuesta del nuevo gobierno. Al FMLN, abanderado, por razones de estrategia del diálogo, no le quedaba otra opción más que aceptar. Por esos días un entusiasmado Ignacio Ellacuría, uno de los más duros críticos del gobierno de Duarte, llegó a Managua para persuadir a los jefes guerrilleros de la sinceridad y seriedad de la propuesta de Cristiani.

Tengo entendido que las reuniones entre el padre Ellacuría y los comandantes no estuvieron exentas de algunas diferencias en cuanto al análisis sobre el nuevo gobierno. Al final el FMLN y el gobierno comenzaron las primeras rondas de negociación en septiembre de 1989. Pero el FMLN venía preparando con sumo cuidado y dedicación la más grande ofensiva guerrillera para tomar el poder.

Marvin Galeas
Columnista de El Diario de Hoy

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