miércoles, 22 de abril de 2009

LAS PRIMARIAS Y OTRAS REFORMAS

España, Estados Unidos, Honduras, Chile, México, son algunos ejemplos de países en los que las autoridades y los candidatos de los distintos partidos políticos son electos por la militancia a través de procesos internos debidamente reglamentados en sus estatutos y en la respectiva ley de partidos políticos. En todos ellos, los militantes votan secretamente por el candidato de su preferencia, para lo cual, previamente han tenido la oportunidad de conocer las propuestas de cada uno de los aspirantes, sus cualidades personales, dotes de líder y principalmente, la visión que desean imprimir al instituto político que representan en consonancia con las exigencias de la sociedad en la que se encuentran inmersos.

Alianza Republicana realizó en enero de 2008 un ejercicio inédito para la selección de su candidato a la Presidencia de la República. Los precandidatos visitaron el país entero. Semana tras semana, la estructura del partido en cada uno de los catorce departamentos, organizó eventos en cines, sedes del partido y universidades, para que los aspirantes dieran a conocer su mensaje. En la mayoría de los planes de trabajo de cada uno de ellos, se plasmaron propuestas relacionadas con las demandas locales, en aspectos tales como la infraestructura vial, el desarrollo del turismo o de aquellas actividades económicas que constituyen el modus vivendi de los habitantes de la zona.

Los precandidatos asistieron diariamente a programas de opinión pública en radio, prensa y televisión. Las reuniones privadas con distintos gremios empresariales, profesionales o interesados en conocer el perfil de los presidenciables, fueron también la constante en los casi dos meses que se prolongó el proceso interno. El partido coordinó también reuniones con cada uno de los sectores que lo integran: empresarial, juventud, femenino, campesino, profesional, salvadoreños en el exterior, agropecuario y el obrero. Cada uno de sus miembros presentaron en foros específicos, consultas e interrogantes relacionadas con los intereses de su sector y escucharon atentamente los planteamientos de los precandidatos. Asimismo, los Círculos de Estudio, otra de las ramificaciones orgánicas del Partido, coordinaron coloquios para que los aspirantes presentaran sus propuestas e ideas de cara a la campaña presidencial de 2009.

Las visitas a organizaciones evangélicas, católicas, entidades pro vida, asociaciones empresariales e inclusive, a miembros de otros partidos políticos, no fueron la excepción. En fin, el proceso interno acaparó la atención nacional y la mayoría de salvadoreños pudieron conocer las virtudes y los defectos de los precandidatos, no sólo a través de los programas de opinión, sino también por medio de los debates que el Partido organizó, comprando espacios en los medios para transmitir en vivo, por lo menos tres de los cinco debates que se realizaron en la zonas oriental, central y occidental del país. La riqueza de propuestas fue extraordinaria. Se habló desde la ley de acceso a la información pública, hasta las relaciones comerciales con China continental; desde el gasto desmesurado en publicidad gubernamental, hasta los errores que las autoridades del Partido en ese entonces, estaban cometiendo ocupando cargos en el Ejecutivo y en el partido. La mayoría de dichas medidas, fueron, como ya lo hemos dicho en otros espacios, retomadas durante la campaña, por el ahora Presidente electo de El Salvador.

El proceso fue innovador y sin lugar a dudas sano para la democracia interna del partido. Su defecto no estuvo en lo prolongado del mismo, en las simpatías que uno u otro precandidato obtuvieron de la estructura o en las críticas que los mismos hicieron de lo que los gobiernos de ARENA no habían hecho en los últimos veinte años. El defecto de fondo estuvo en que el voto no fue secreto sino a "manó alzada", como lo dictan los estatutos del partido. Las elecciones internas mantuvieron a Alianza Republicana en los medios y permitieron que la población salvadoreña conociera la creatividad y sobre todo, la capacidad para gobernar de aquellos que compitieron por la candidatura. Por tanto, la solución sobre las primarias no está en la "involución" que puede representar el eliminarlas, sino en su adecuada regulación en los estatutos del partido e inclusive en la ley de partidos políticos pendiente de aprobación en el país, para que entidades como el Tribunal Supremo Electoral, den fe de la legitimidad de los resultados de dichas elecciones. Si ARENA se considera un partido institucionalizado, mal haría en regresar a los "candidatos de dedo" en las próximas elecciones presidenciales.

Por otra parte, la comisión política debería considerar una reforma transitoria a los estatutos del partido, que le permitiera asumir la coordinación del mismo por los próximos doce meses. Por supuesto que deben elegirse nuevos miembros del COENA, pero en vista del trauma que parece aún no desaparecer en varios de los líderes de ARENA, es importante que se evite la división interna eligiendo un presidente de la cúpula partidaria, que quizás no goce de la simpatía de todos los sectores. La urgencia que manifiestan algunos para que se elijan nuevas autoridades es correcta, pues los diputados y los alcaldes necesitan el liderazgo que les oriente para la toma de decisiones. Sin embargo, sólo los ex presidentes tienen en este momento histórico, la credibilidad y la aceptación de todos los correligionarios para dirigir los destinos del partido.

Luis Mario Rodríguez
Abogado de la República con maestrías en Derecho Empresarial y Ciencia Política.

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