domingo, 5 de abril de 2009

POLÌTICAS PÙBLICAS DE COMUNICACIÓN

Una de las políticas públicas sobre comunicación que podría un gobierno de izquierda impulsar es el fortalecimiento de los llamados medios alternativos, no tanto para favorecer la participación ciudadana en su sentido más amplio, sino tener a su disposición medios "para defenderse de los ataques de la reacción que ya se vislumbra", tal como lo plantea esta semana un articulista en el periódico Colatino.

De base, el planteamiento me parece incorrecto y erróneo, y no porque no debe de fortalecerse y hacer crecer profesionalmente el periódico vespertino Colatino o que las radios Maya Visión, Mi gente o las llamadas comunitarias se conviertan en medios de mayor cobertura, sino porque lo esencial y fundamental es garantizar que el sistema de libertades prevalezca y permita que las distintas voces de la población se expresen.

Vamos por partes. Fortalecer los medios del partido o del gobierno no garantizan la libertad; veamos un par de ejemplos: En Cuba y China continental no existe el juego democrático, no se permiten los disensos ni muchos menos revelar las interioridades del régimen o la vida pública de los funcionarios.

Hace un par de semanas, como gran noticia internacional, se informó que el Granma de Cuba, había permitido la publicación sobre la situación de unos ciudadanos que tenían servicios públicos deficientes.

En Cuba el gobierno, el partido comunista, los jóvenes organizados (claro por el Partido Comunista) y otros sectores, poseen sus propios medios de comunicación, pero éstos responden a los intereses de la línea partidaria.

Además, y esto es clave en los regímenes dictatoriales, la propiedad de los medios es del Estado, por supuesto que no existe publicidad y su distribución es limitada.
Con todas las deficiencias que puedan existir, en los países europeos, en América Latina o en Estados Unidos, el libre juego de las ideas se presenta a través de medios libres, en empresas e instituciones serias, forjadas a través del tiempo por hombres tesoneros que tienen bajo sus principios el difundir el pensamiento en un ambiente de libertad.

Sí, pero viven, se han desarrollado y responden al poder establecido, podría afirmar algún crítico al sistema de libertades. Puede que sea cierto, en algunos casos, sin embargo esta no es su esencia.

Los medios libres son empresas que viven del libre mercado de la publicidad, de la circulación; esto explica que ahora, en tiempos de la crisis financiera, muchos periódicos, radios y televisoras, están reduciendo su personal; algunos hasta están quebrando.

Se trata de medios que también son instituciones que fortalecen el sistema democrático, no sólo fomentando la libertad, como algo esencial del ser humano, sino porque son el espacio del debate entre las diferentes concepciones de la vida.
En este sentido, y retomando la tesis principal de esta nota, lo fundamental de cara al futuro es fomentar y fortalecer el sistema de libertades, que permitan que haya igualdad de condiciones y que no que sea necesario que medios libres tengan que competir con medios estatales, como está ocurriendo en Venezuela y Bolivia.

Otra cosa, y esto lo entendemos perfectamente, que el partido, en este caso de izquierda, fomente y fortalezca sus medios de comunicación, para dar a conocer sus puntos de vista, sus planteamientos partidarios ante la realidad nacional; la comunicación partidaria es válida en sociedades democráticas.

Lo que no es válido es que se pretenda que estos medios partidarios se conviertan en los medios del Estado, como los únicos y que exterminen el libre juego de las ideas.
Lo que se requiere es que existan leyes y normas claras para que todos, sin excepción, puedan expresarse.


Por Ricardo Chacón
Editor Jefe de El Diario de Hoy

No hay comentarios:

Publicar un comentario