lunes, 6 de abril de 2009

LOS CINCO DESAFÍOS MAYORES DE FUNES

El presidente electo deberá mostrar sus mayores destrezas administrativas, ante el anuncio que el principal picio de la crisis económica y social arranca en junio con su gobierno.

RedaccionDiario El Mundo

El presidente electo Mauricio Funes tendrá, desde el primero de junio, el mayor peso de la historia que un hombre contemporánea podrá tener sobre sus hombros.

Funes no sólo se convertirá en el hombre de la transición política más importante de El Salvador muchísimas décadas sino que su gobierno nace cercado por una serie de severos problemas.

Las dificultades más importantes que tendrá que encarar Funes están vinculadas con la severa crisis económica y social local e internacional.

Manejo de crisis


Por esa razón, su gobierno no será sólo de transiciónm sino que tendrá que graduarse, casi inmediatamente, en el manejo de crisis.

La actividad económica salvadoreña está en claro descenso y el panorama no podria ser peor: la producción cae rápidamente, las ventas externas también y todos los indicadores económicos se encuentran adornados de luces de emergencia.

Para colmo de males, hasta las remesas que envían los salvadoreños desde el exterior comienzan a reducirse y ponen en peligro la economía nacional.

Pero, no sólo la crisis será un reto para Funes. Igualmente tendrá otra serie de desafíos como los entendimientos con su propio partido, la necesidad de convocar a otras fuerzas políticas que se convertirán en sus opositores y hasta la cercanía que tendrá que tener con las gremiales empresariales.

Dinero, acuerdos, manejo de crisis son, hasta ahora, los mayores retos de Funes en un momento en que hasta los miembros de su gabinete tendrán resonancia.

Gobierno para la crisis
El gobierno del FMLN encabezado por Mauricio Funes no sólo será el primero de esa agrupación política sino que se estrenará con una crisis económica y social de dimensiones que todavía no acaban.

En los últimos cuatro meses, el país ha perdido más de 30 mil empleos, la producción industrial cayó dramáticamente, el comercio se contrajo y el país tiene tantos signos de dificultades juntos, que las primeras acciones de Funes deberán enfocarse, necesariamente, en el manejo de la crisis local y mundial.

No existe un solo sector productivo de El Salvador que no esté lastimado por la crisis. Incluso, las exportaciones a los dos socios comerciales más importantes del país (Guatemala y Estados Unidos) también cayeron y siguen cayendo, al igual que las remesas que entregan el 18 por ciento del PIB.

Todo eso obligará a Funes a hacer obligados ajustes en su programa de gobierno, a colocar nuevas prioridades a sus acciones, a suspender, posiblemente, algunas nuevos programas porque, además, las finanzas públicas se encuentran debilitadas en sus ingresos, producto de la misma crisis. Los problemas también lo obligarán a seleccionar, cuidadosamente, su gabinete de gobierno.

Relaciones con su partido
Funes ha dicho, reiteradamente, que las relaciones con su propio partido son sanas y vigorosas. Los hechos han demostrado eso. Pero, ante la ausencia de una correlación propia, y por el hecho de que otros gobiernan su partido, el presidente electo necesita fortalecer esas relaciones hacia el futuro.

Sobre todo porque deberá tomar decisiones que, posiblemente, no serán del agrado de todos sus partidarios como la selección del gabinete, los encuentros y garantías que deberá darle a los sectores empresariales del país, sus relaciones futuras con ARENA, la necesidad de fortalecer el sector privado en medio de la crisis, los obligados alejamientos que deberá ejecutar de gobiernos como el de Hugo Chávez para seguir, como lo ha dicho, la línea de Lula Da Silva.

El gobernante brasileño encabeza una línea de izquierda pragmática y moderada. Funes tiene, dentro de su partido, sectores que estarían de acuerdo con radicalizaciones mayores que, hasta ahora, él no está dispuesto a seguir. Además, la garantía que ha ofrecido de no lanzar a la calle empleados públicos, le resta maniobra para colocar a seguidores de su partido dentro de su futuro gobierno.

Crisis en finanzas públicas
Los anuncios hechos por la administración tributaria en el sentido de que las recaudaciones mensuales han desmejorado en sumas que oscilan entre $30 y $60 millones mensuales y que la cosa podría empeorar, pone en duros aprietos los planes futuros de Funes. La crisis económica ba bajado la recaudación de impuestos. Y esa baja podría ser mayor.

Eso significa que Funes comenzará su gobierno sin el dinero necesario para hacer obras o llevar adelante programas públicos nuevos. Como si eso fuese poco, al pasar las elecciones presidenciales, el gobierno de Saca ha soltado las amarras de los subsidios y ese tema le corresponderá a Funes solucionarlo, lo más pronto posible.


De lo contrario, los transportistas públicos, el consumo de gas propano, la electricidad y otros servicios de los pobladores se encarecerán y profundizarían la crisisi de las economías familiares.

La nueva administración tendría poca capacidad de maniobra financiera y, posiblemente, la crisis misma oscurecería el plan del presidente electo de promover un pacto fiscal que permita recaudar mucho más dinero a la administración tributaria.Otro camino que podría pensar el nuevo gobierno es contraer nuevos créditos externos en un país que mantiene limitadas esas capacidades.

Relaciones con los otros partidos
Si Funes desea combatir con éxito la crisis, y si se propone administrar el país sin grandes agrietamientos y sin ansiedades, deberá buscar un gobierno de unidad nacional, como lo ha planteado. El FMLN no posee los votos suficientes para conseguir mayorías mínimas en la Asamblea Legislativa.

Eso hará dependiente a su gobierno de partidos como ARENA, el PCN y el PDC. Pero, además, el tránsito hacia esa obligada ruta pasa, a la vez, por la búsqueda de acuerdos importantes con el principal partido opositor que aglutina, entre sus filas, a los sectores productivos más importantes del país.

Es probable que ARENA pida garantías mínimas a su gobierno para tratar de encontrar puntos en común. De forma igual actuarían los restantes partidos representados en la Asamblea Legislativa.


Funes necesita de los demás para aspectos tan relevantes como aprobar nuevas leyes o reformas a las actuales o asuntos de dimensión igualmente importante como mantener un clima que favorezca la gobernabilidad. Para cumplir ese papel, será clave el nombramiento de las figuras que servirán como intermediarios de Funes con los restantes actores políticos.

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