jueves, 2 de abril de 2009

¿Y AHORA QUÉ?

Antes que nada dejemos las preocupaciones de lado. Pasó lo que tenía que pasar, dadas las circunstancias y punto. Le deseamos éxito al Presidente electo, aunque no compartimos algunas de sus ideas. A trabajar se ha dicho.

La derecha que hemos tenido durante los últimos 20 años se ha desnaturalizado, y ARENA --el partido al que pertenezco-- como partido de Gobierno, ha protagonizado esa situación al pasar de ser un partido que aglutinaba campesinos, empresarios, mujeres, jóvenes, buseros, vendedores de todo tipo, agricultores; que tenía líderes claros y atractivos, que fue fundado por personas que trabajaban de cerca con sus empleados, que entendían las necesidades de la gente y especialmente, que no daban excusas, sino por el contrario hablaban claro, a un partido de funcionarios públicos.

El 49% de los votos emitidos el 15 de marzo pasado desea ver la versión moderna de la ARENA de antaño, y desea verla ya.

A los salvadoreños nos da una gran inquietud el saber de las relaciones estrechas entre el FMLN y gobiernos como el nicaragüense, que recientemente ha sido acusado de fraude electoral y que ahora alberga misiones diplomáticas iraníes, o con el cubano, que ha sido una clara dictadura monopartidista obligada por más de medio siglo, encarcelando a disidentes, aplastando protestas y pisoteando los derechos humanos, o con el venezolano, "conquistador de las Américas", cargado de petrodólares. Todos ellos anti-yanqui, y por ende en contra de los mejores intereses de El Salvador, ya que en Estados Unidos está el 30% de nuestra población, y dependemos de Estados Unidos para nuestro bienestar económico. El Salvador debe fortalecer las relaciones con este último país y no introducir complejidades contraproducentes en ellas.

Los salvadoreños, obviamente, deseamos que el Presidente electo sea consecuente con lo dicho durante su campaña, y que logre gobernar con éxito un país unido ante los grandes retos que nos esperan en materia social y económica, que sus asesores actúen de manera inteligente y ágil formulando políticas nacionales que ayuden a los pobres a sobrevivir y mejorar sus condiciones en los tiempos turbulentos venideros. Para que crezca la economía es necesario fortalecer la vigencia de las instituciones; a los inversionistas locales y extranjeros hay que hacerles sentir plena confianza económica y seguridad jurídica.

Temas como el pacto fiscal, la transformación de la Corte de Cuentas, la transparencia en las licitaciones y en el uso de fondos, el respeto a la propiedad privada y el apego a la Constitución son deseados por todos, y todos estaremos aquí para ayudarle al país. También creo que los salvadoreños, de izquierda y derecha, no queremos un país supeditado a Irán o Venezuela o Cuba. Ni queremos un país de narcos. Ni tampoco uno de criminales de cuello blanco impunes, de corrupción, de ineficiencia, de prebendas.

Algunos le atribuimos la derrota electoral a la necedad de los "jefes" de imponer voluntades, de no escuchar las voces de la razón, al escoger un candidato que fungió como director de la PNC durante los momentos más violentos y criminales de nuestro país y al iniciar campaña tardísimo, sin primero remozar diferencias al interior del partido y presentar una imagen de unidad ante el público.

Este es el momento en que la sabiduría colectiva en ARENA debe hacerse ver; debe diseñar un mecanismo claro y seguro que remueva lo que no sirve, que devuelva la mística y la ideología al partido, que genere entusiasmo y que resulte en nuevos liderazgos realmente limpios y modernos, capacitados para entretejer las alcaldías y la bancada de diputados de ARENA, y recuperar la confianza de más de 1,100,000 votantes en un partido de oposición con misión clara, unida y realista. Es preciso que ARENA no llegue a las siguientes elecciones en forma débil, fragmentada, incierta, confundida, disgregada.

Esta tarea se debe emprender ya.


Marco Guirola
Lic. en Finanzas, Universidad de la Florida. Máster en Administración de Empresas, de INCAE

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