lunes, 23 de marzo de 2009

DESPUÉS DE LA ELECCIÓN

El discurso de Mauricio Funes al saberse elegido: estupendo. Habría sido muy comprensible y disculpable que hubiera aludido en él a algún golpe bajo de la campaña opuesta. Pero no lo hizo. Todas sus palabras fueron nobles, abiertas, con lineamientos tranquilizadores, ilusionantes, magnánimos, muy aplaudibles. Perfecto. Nota: 10. Quiero creer que estuvo dicho con sinceridad, que esas serán las líneas principales de su gobierno. Aunque recuerdo discursos parecidos del pasado, en otros países, y después… como dice el refrán: "Del dicho al hecho va mucho trecho".

El electorado, el pueblo, durante toda la jornada: también de aplauso. Magnífica gente, magnifica jornada. Fue un espectáculo espléndido ver, en los centros de votación, la afluencia de tanta gente acudiendo a las urnas, con orden, con paz.

El Tribunal Supremo Electoral, también con nota diez, cumpliendo lo prometido. Los que triunfaron, celebrando con lógica alegría y jolgorio, pero sin derivaciones violentas, ni daños notables a la propiedad privada.

Ante los observadores y periodistas internacionales, el país mostró un espectáculo de democracia y civismo espléndidos. Todo salvadoreño debe estar orgulloso de su país.

EL Salvador estuvo ese día ante los ojos, el juicio y los comentarios de la opinión publica internacional y ésta tuvo que reconocer el excelente ejemplo que dio el país de convivencia cívica y funcionamiento democrático.

¿Algunos puntos negros? Sí claro, por ejemplo, el campo pagado de la embajada de Venezuela que me parece lamentable y nada concorde con el verdadero espíritu de Simón Bolívar. Es inútil que Chávez se disfrace de Bolívar, porque "aunque la mona se vista de seda, mona se queda".

Otros puntos negativos no los señalaré en concreto. Sobre ello, sólo escribiré algunos refranes. El primero de ellos, modificado de su versión genuina que es muy dura. En versión "light" dice: "Creen los mentirosos, que todos son tramposos".

Va otro, casi contrapuesto, que dice: "En la mesa y en el juego, se conoce al caballero". Y para los principales causantes de la derrota de ARENA, éste: "La avaricia rompe el saco (o mas bien la bolsa)". Bueno y ya en plan de imitar a Sancho Panza, que abundaba en refranes, añadiré que "el que le pique, que se rasque" o "al que le venga el saco, que se lo ponga".

Bien, y después de la elección… ¿ahora, qué? Es casi unánime la opinión de que dado el práctico empate en votos de las dos corrientes antagónicas, la situación pide políticas de nación, concertación en las decisiones y unidad nacional. Me parece espléndido también. Tenemos el aceite y el vinagre. Para la concertación, falta la ensalada. ¿Quién pone la lechuga, el tomate, y otros ingredientes?

Pienso que la mayoría, esa inmensa mayoría que no es ni aceite ni vinagre, ni de ARENA ni del FMLN. Es toda esa gente que lo que quiere es seguridad en las calles, convivencia pacífica, trabajo bien remunerado, más empleos, muchos más empleos, justicia que merezca ese nombre, justicia social con preferencia a los más desposeídos --como muy bien prometió el próximo presidente-- y combatir no sólo la pobreza física sino también la pobreza mental, que es la que lleva a la animalidad y a la violencia.

A mi me preocupa más la pobreza o la miseria mental y moral. Porque hay mucha gente, pobre en dinero, pero moralmente ricos.

Los columnistas comprobamos a diario, en la gente que nos escribe por la Internet, cuanta ignorancia existe de la realidad circundante, de lo que realmente pasa en el mundo. De ello tiene gran culpa muchas agencias de noticias internacionales que falsean los hechos, callan unos y magnifican otros. Pero también tienen la culpa maestros y profesores que en vez de dar buen alimento intelectual, siembran confusión o veneno en las mentes hambrientas de verdad y bondad.

Es triste ver tanta mala ortografía en gente universitaria y qué pésima ilación de ideas cuando tratan de expresar su pensamiento.

De los que están eufóricos por el triunfo electoral del FMLN, por sus correos se ve que muchos de ellos viven de ilusiones centradas en personajes y políticas que han transformado en verdaderos mitos, muy alejados de la historia real. Hay otros que insultan sin dar argumentos porque no tienen ninguno. Sólo expresan odio irracional, sentimientos destructivos.

Hace falta mucha educación, muchísima educación, en todos los estratos de la sociedad. Pero me temo que comenzamos una etapa donde la educación, la verdadera educación, va a ser sustituida en amplias zonas de la población por la instrucción ideológica en mitos revolucionarios estériles o negativos.

Luis Fernández Cuervo, columnista de El Diario de Hoy

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