jueves, 19 de marzo de 2009

MÁS DE LO MISMO

Parece que ARENA está haciendo todo lo posible para cometer un suicidio que no es en el beneficio del partido ni del país.

El martes 17 de marzo, Rodrigo Ávila, presidente del Coena y del partido, anunció que la Comisión Política iniciará una gira con las bases y ex dirigentes para evaluar si la dirigencia del partido -es decir, él, el Coena, las estructuras mismas y la persona que los puso y los controla a todos, el presidente Tony Saca- deben seguir al mando del partido. Los miembros de la comisión evaluadora son los tres ex presidentes y los dos principales evaluados, él y Tony Saca.

Hasta un niño puede ver con transparencia los grotescos conflictos de intereses que plagan este arreglo.

En primer lugar, los dos principales evaluados serían juez y parte en el proceso, algo que no puede permitirse ya que si se permite da pie para pensar que lo que se quiere hacer es un encubrimiento. La presencia de Rodrigo Ávila y de Tony Saca en las entrevistas con las estructuras y las bases del partido sería el mecanismo más efectivo para cohibir a los entrevistados y evitar que digan lo que realmente piensan y sienten.

La presencia de ellos en las deliberaciones de la Comisión misma cohibiría las discusiones internas de ella. Es decir, la presencia de Rodrigo Ávila y Tony Saca obstaculizaría la extracción de opiniones, el procesamiento de ellas y las decisiones de la Comisión. Ellos ya deberían haber renunciado; es elemental que al menos no deberían de estar en la Comisión.

En segundo lugar, una gran parte de los entrevistados también sería juez y parte. El proceso espera que personas que tienen en este momento puestos en el partido, que en muchos casos conllevan un salario y prebendas políticas, no sólo evalúen fríamente a los que los nombraron en esos puestos sino también recomienden si ellos mismos deben ser despedidos. Si todavía no han renunciado es claro que no tienen la entereza necesaria para tomar responsabilidad por sus actos.

El problema es que ARENA misma parece no querer asumir su responsabilidad como partido político que representa no sólo a sus propias estructuras sino también, y principalmente, a cientos de miles de ciudadanos que sin ser miembros del partido le han dado su apoyo por mucho tiempo y que son, en realidad, los que le dieron cuatro mandatos presidenciales.

Al ir a preguntar a las estructuras el partido ARENA está procediendo como una empresa que le pregunta a los vendedores, no a sus clientes, si los vendedores que han fallado en vender son buenos. Es frente a sus clientes, las bases y la ciudadanía en general, que ARENA tiene que realizar su autoevaluación, de una manera honesta y transparente.

En vez de esto, la está realizando en el mejor estilo del presidente Saca, que no ha dudado en meterse en situaciones en las que tiene conflictos de interés y, peor aún, de aprovecharse de dichas situaciones para lograr ventajas personales. Hasta hace muy poco él mantuvo dos cargos que en nuestro país son incompatibles: la Presidencia de la República y la del partido ARENA. Esta dualidad de cargos no sólo es antiética, como todo caso de conflicto de intereses, sino también va en contra de la palabra y el espíritu de la constitución.

De esta forma, el presidente Saca se aprovechó del poder que le confiere el ser presidente de la república para dominar al partido y eliminar posibles contendientes que hubieran sido buenos para el país pero que hubieran amenazado su objetivo de perpetuarse en el poder.

Para la ciudadanía, el permitir que el presidente Saca sea el que se evalúe a sí mismo es más de lo mismo, más de lo que una buena parte de la población rechazó en las elecciones presidenciales- la comedia de apariencias para tapar incómodas verdades o cosas que no se deben.

La gente no es tonta y se da cuenta de que el seguir en este camino plantea una ironía gigantesca. El presidente Saca está buscando lograr con su derrota lo que no logró por la victoria: perpetuarse como el líder de ARENA para blindarse, controlar el partido y ser el candidato a presidente en 2014.

Pero la ciudadanía no está dispuesta a seguir jugando este juego de imágenes, espejos, humos y comisiones. Al dejarse manipular en las intrigas palaciegas que el presidente Tony Saca orquestó para ganar sus batallas personales, el partido aceptó que él nos llevara a todos a perder la guerra.

No podemos permitir que el partido acepte nuevamente que él y sus asociados nos lleven a nuevas derrotas en este juego de ambiciones personales en el que ellos están metidos. La gran esperanza está en los líderes jóvenes que el presidente Tony Saca no ha permitido que broten.

Por ahora, en la emergencia, la esperanza está en los ex presidentes, que no pueden prestarse a la más reciente manipulación palaciega del presidente Tony Saca. Todo el mundo se da cuenta de que los quieren untar con una derrota en la que no sólo no los quisieron oír sino en la que les faltaron el respeto. Los ex presidentes no pueden permitir que los unten porque no se pertenecen a ellos sino al país, que necesita estadistas en momentos difíciles como los que estamos viviendo.

No puede ser que tres personas que en sus momentos demostraron el carácter que el país necesitaba, ahora lo pierdan manipulados en una maniobra más de palacio para asegurar que el presidente Tony Saca mantenga su poder después de la derrota. Si esto sucede, el pueblo va a pasar facturas todavía peores que la del 15 de marzo.


Manuel Hinds / Observador Electoral El Diario de Hoy

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