jueves, 19 de marzo de 2009

MANIOBRA EN EL SALVADOR

Igual que hizo Fidel Castro antes de asumir el poder asegurando a diestra y siniestra que no era comunista, del mismo modo que lo aseguró Hugo Chávez en televisión antes de asumir, ahora la mayor parte de la plana mayor del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) integrado por ex terroristas, insisten en que no adhieren al marxismo y que se portarán bien al efecto de calmar las aguas y engañar a los incautos.

En todos los casos se contó con el beneplácito del Departamento de Estado de los Estados Unidos y con parte de los medios de información (recuérdese el caso de Herbert L. Mathews del New York Times que hizo un héroe de Fidel Castro y dijo que era el futuro Washington de América Latina).

Sin embargo, cualquier observador atento a los sucesos en El Salvador está plenamente advertido de la radicalización del FMLN y de la historia de sus dirigentes.

En el mejor de los casos, Mauricio Funes es un muñeco de las izquierdas mas extremas. El vicepresidente Salvador Sánchez Cerán y el intelectual jefe del partido José Luis Merino son claros en sus reiteradas manifestaciones en cuanto al ataque frontal a la propiedad privada. Incluso el diputado saliente del partido, Salvador Arias, ha destacado la necesidad de un referendo para modificar las estructuras “neoliberales” para implantar una “democracia participativa” a la Chávez.


No se trata de abstenerse de criticar a los gobiernos anteriores a pesar de algunos esfuerzos meritorios de ciertas privatizaciones (algunas tímidas y otras mal hechas), la dolarización para evitar los desbarajustes de la manipulación monetaria local, las reformas en los sistemas de pensiones (que no contemplaron que cada uno disponga del fruto de su trabajo como le plazca) y otras medidas tendientes a mejorar la situación, aunque queda mucho por hacer y el contubernio de empresarios prebendarios con el aparato estatal ha continuado existiendo. A pesar de todo ello en los últimos quince años el porcentaje de personas bajo la línea de pobreza se redujo en la mitad.


Es cierto que la crisis con epicentro en Estados Unidos como consecuencia de su lamentable latinoamericanización ha reducido las remesas de salvadoreños desde el país del Norte y que, por los mismos motivos, el precio del café se contrajo significativamente, pero esto no justifica que se adopten medidas estatistas que han empobrecido a todos los países que las incorporaron.


Las mayorías ilimitadas están haciendo estragos y hacen tabla rasa con los límites al poder que el sistema significa convirtiendo a la democracia en una ruleta rusa de consecuencias imprevisibles. La justicia y el derecho de las personas no está sujeto a los espejismos de la aritmética del mismo modo que quedó claro en el caso de Hitler.

Alberto Benegas Lynch (h) es académico asociado del Cato Institute y Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Argentina.
Igual que hizo Fidel Castro antes de asumir el

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