viernes, 6 de marzo de 2009

POR UN SEGUNDO FRENAZO A CHÁVEZ Y FMLN

La victoria en El Salvador de ARENA hace cuatro años constituyó un duro golpe para las aspiraciones de la ex guerrilla del FMLN de llegar democráticamente al poder por primera vez, al mismo tiempo que obstruyó el proyecto de Hugo Chávez de consolidar una revolución regional de la izquierda radical con base Caracas-La Habana.

El papel de Washington en este sentido, fue asegurar el apoyo de un país que tenía tropas en Irak, que está dentro de la órbita del ALCA y que envía remesas de inmigrantes desde EEUU.


En el nuevo panorama regional que se consolidaba tras la caída de Aristide en Haití, las elecciones salvadoreñas del 21 de marzo de 2004 constituyeron un nuevo desafío que se libraba más en el exterior que en el propio El Salvador:

En primer lugar, porque el ambiente de temor interno y externo ante la posibilidad de que por primera vez la izquierda radical plasmada en la ex guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional llegara al poder por medios democráticos, posibilitó el contundente triunfo del partido oficialista de derecha ARENA, en manos de su candidato Elías Antonio Saca.

En segundo lugar, las elecciones salvadoreñas eran seguidas con especial atención desde tres capitales: Caracas, La Habana y Washington, en virtud de sus intereses geopolíticos.

El triunfo conservador no dejó lugar a dudas. ARENA se alzó con el 57% de los votos en unas elecciones donde encumbró a su candidato, Elías Antonio Saca, y reconfirmó el sendero de libre comercio.

Sin duda que los grandes derrotados en esa justa fueron el candidato del FMLN, Schafik Handal y el presidente venezolano Hugo Chávez.

Chávez observó en la derrota del FMLN la imposibilidad de comenzar a consolidar sus planes de revolución hemisférica amparada con la llegada al poder de partidos provenientes de la izquierda radical, enrolados en el Foro de Sao Paulo.

En clave de participación electoral, los comicios fueron un éxito. Un 70% de los más de tres millones de salvadoreños habilitados para votar hicieron uso de su derecho electoral, lo que dio a entender el decisivo momento político que atravesaba la nación.
El resultado fue que el FMLN obtuvo un 36% de los votos cuando días antes se especulaba con la posibilidad de que podía alcanzar el poder en un país aparentemente polarizado.

A pesar de las evidentes distancias geopolíticas, las elecciones salvadoreñas eran vistas bajo el prisma de los acontecimientos ocurridos ese año en España, y de los intereses de Washington para los próximos meses.

Es por ello que una eventual victoria del FMLN, además de provocar turbulencia interna, acercaba a El Salvador al eje Venezuela-Cuba-Brasil-China, con desventajas políticas y comerciales para Washington. Dicho escenario se expandió con la victoria electoral de los sandinistas en Nicaragua y la izquierda en Guatemala y la anexión de Honduras al proyecto bolivariano.

En este sentido, el 15 de marzo de 2009 representa una nueva oportunidad para que los salvadoreños soberanamente demos un segundo frenazo a Hugo Chávez y su patrocinio al FMLN.

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