viernes, 27 de marzo de 2009

QUE ACOMPAÑEN Y SE DEJEN ACOMPAÑAR

La transición obliga a acompañar en la discusión de medidas para sostener lo que hemos logrado y sobre todo, para enrumbarnos hacia una dinámica más comprometida con la inclusión territorial y poblacional a las oportunidades de desarrollo.

Los que creen que la ideología se agota en el himno electoral, en el adjetivo de neoliberal, en el blanco o negro, en el bueno o malo, en el amigo y el enemigo, en la bandera de ARENA y el FMLN tendrán que evolucionar para acomodarse a las nuevas exigencias políticas.

En menos de quince días los discursos han cambiado. No era tan cierto lo que nos quisieron hacer creer e imponer. Ese es el factor sorpresa que inspira la evolución.

Los reacomodos han iniciado... la realidad ha cambiado de lugar a todos... los que han estado detrás del escritorio pasarán al frente; los que han esperado el servicio pasarán a servir; los que han estado de observadores pasarán a actuar; los que han hecho cola sin llegar a tiempo de la repartición seguramente serán los primeros; los que consiguieron empleos de confianza personal, sin importar la capacidad, tendrán que competir en el mercado laboral; los que sustituyeron la economía de mercado con la economía del negocio tendrán que aprender a competir y desearán respeto a la institucionalidad; los que han gobernado por 20 largos años pasan a una oposición constructiva y empezarán vigilar y a pedir cuentas. Seguramente lo que hizo y lo que se dejó de hacer por conveniencia y con pretextos... será materia de reflexión.

¿Qué se espera de una oposición constructiva? Primero, sinceridad, compromiso ideológico y evaluación de su práctica ideológica. Los grupos sociales, políticos, económicos se diferencian por su ideología, pero... ¿Se perdió la ideología en las estructuras administrativas del Estado? O ¿se encubrió en las estructuras del Estado la falta de ideología? ¿Hay consistencia ideológica? ¿Es posible continuar encubriendo las inconsistencias ideológicas?

Hay que preguntarlo porque dirigentes de gremiales empresariales se apasionan destacando que defienden un sistema de libertades, pero... se oponen pasionalmente al derecho de organización laboral.

Hay que preguntar por qué la institucionalidad de libre competencia no fue bandera de los que dicen defender el sistema de libertades económicas. No hay competencia para todos. Hay y se protegen monopolios. La administración privada no ha demostrado que es mejor que la administración pública. Con esto, el sector privado se ha desprestigiado porque todo lo que se declaró ha quedado en el aire. Y hay más que debe preguntarse y responderse para ser constructivos.

Segundo... una oposición constructiva debe comprometerse con la democracia y el desarrollo intelectual. La democracia supone pluralismo y obliga a la tolerancia. La práctica ha sido de exclusión y de prepotencia. Nadie toma en serio a una oposición que públicamente quiera mantenerse y fortalecerse sobre la base de la ignorancia y el temor.

El mundo ha cambiado... las ideas se han universalizado, el comercio se ha integrado y la solidaridad, riqueza de la diversidad siguen de moda. El arma de eliminación es calificar a cualquiera de comunista, pero ¿cuál es el contenido de integración de la derecha? Y más, ¿cuál es la ideología de la oposición constructiva durante la próxima gestión?

El simplismo y reduccionismo del pasado es insuficiente en esta nueva etapa. Más que conservar debe asumirse compromiso con renovar... más que continuismo debe provocarse un modernismo.

FUSADES refleja una clara ideología institucional... en muchos temas, ha sido de oposición constructiva a muchas de las medidas de la administración actual. ¿Alguien puede acusarla de comunista? El simplismo, el reduccionismo, la emotividad debe ser sustituida por la producción y el debate intelectual y sobre todo, por la actitud permanente al aprendizaje y la evolución intelectual.

Tercero... la oposición constructiva tendrá que evolucionar sobre el conocimiento para ponerse a “tono con los tiempos y las expectativas”. Hay que recuperar la capacidad de diferenciar los espacios de acción y decisión. En 20 años las acciones y decisiones provocaron una amalgama entre partido y aparato de Estado.

Las mismas caras... en uno y otro lado, en un lado intereses y en otro conflicto de intereses. En la oposición constructiva, seguramente se logrará recuperar la confianza en la libertad y responsabilidad individual, y también en el riesgo personal porque ni el amigo ni el compadre estarán disponibles para hacer favores.

En la oposición constructiva, seguramente la institucionalidad recuperará el prestigio. En la oposición constructiva, la verdad y la integridad entrarán en su fase de recuperación.

Sandra de Barraza/ Columnista de LA PRENSA GRÁFICA

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